Por la evolución de internet

América Latina enfrenta el desafío de adaptarse para que la penetración de internet siga creciendo y en particular para que el llamado “internet de las cosas”, que permite controlar aparatos vía web, se instale como una realidad. Un paso clave que se debe dar en este sentido es la adopción del nuevo protocolo IPv6.

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Para que la región avance se requiere de una evolución del sistema de identificación de aparatos conectados a la red de redes, conocido como números IP, a una nueva versión más eficaz. Sin esta evolución “vamos a tener una internet estancada en la región”, explicó Óscar Robles, presidente de Lacnic, el organismo que gobierna las direcciones de internet en América Latina, al presentar días pasados el informe “Despliegue de IPv6 para el desarrollo socioeconómico en América Latina y el Caribe”.

Sin este cambio “no vamos a tener la promesa del internet de las cosas”, añadió Robles sobre las tecnologías que permiten que aparatos de uso cotidiano para personas o empresas puedan controlarse vía web.

Las direcciones IP son las que identifican a cada servidor, página web y aparato con conexión al asignarles una “etiqueta” específica. La capacidad de la versión del protocolo IPv4 para asignarlas está en una fase de agotamiento (se están acabando esas “etiquetas”) en casi todas las regiones del mundo, y es por eso que surgió la versión IPv6, que tiene una capacidad casi ilimitada.

“El internet de las cosas puede ser explotado a fondo en los países solo si existe IPv6 (IP versión 6)”, nueva versión de este protocolo que reemplazará progresivamente a la versión 4, la más extendida en la actualidad, coincidió Omar de León, uno de los investigadores y autores del reporte.

Carlos Martínez, gerente de tecnología de Lacnic, explicó que en América Latina internet de las cosas está en sus comienzos. “Falta en la región nuestra y en el mundo una llegada al consumidor masivo”, señaló.

La internet de las cosas marca “la siguiente frontera” y representa el “máximo potencial de crecimiento de las TIC (tecnologías de información y comunicación) en el mundo, resumió Martínez.

El cambio que promueve este estudio tendría un efecto positivo en la productividad, tanto en el sector público como en el privado.

“El impacto sobre la productividad (al desplegar el IP versión 6) puede provenir de dos aspectos principales: la calidad de servicio que influye en las operaciones que se realizan sobre internet”, como consultas o intercambio de documentos, “y la posibilidad o no del uso de determinados contenidos y aplicaciones”.

El bajo despliegue de IPv6 en América Latina y el Caribe también puede afectar al avance de la interconexión de dispositivos, conocida como “el internet de las cosas”, lo cual permite, por ejemplo, controlar la temperatura del termostato desde un teléfono móvil.

El informe desarrolla un modelo económico para los ISP y recomendaciones de implementación para gobiernos, universidades, empresas y demás partes interesadas.

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