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Ubicación del router. Las antenas de los routers son omnidireccionales, es decir, reparten la señal dirección en todas direcciones, formando un círculo de conectividad a su alrededor. Por eso lo más adecuado es tener el router en el centro de la casa, ya que de esta manera maximizamos la cobertura de la señal y no tendremos ningún lugar de la casa donde nos falle.
Considerar además que todas las casas tienen puntos fuertes, donde la estructura es más sólida y está reforzada, y la señal de wifi se transmite peor.
Elegir los canales. Los canales por los que emite nuestro wifi es algo que podemos elegir de forma sencilla en la configuración del mismo. Hoy en día con el solapamiento de redes que tenemos, si operamos en el mismo canal que dos o tres vecinos, nuestra cobertura se puede ver afectada. Por ello es interesante elegir el canal que esté menos saturado.
Seguridad de la red. Por último, aunque las redes wifi son muy seguras, no estaría de más que si notamos algún bajón de rendimiento, asegurarnos de que no tenemos ningún intruso en la red.
Si con todos estos trucos todavía no se consigue mejorar la conexión o se tiene algún punto oscuro en casa, lo mejor será buscar algún equipo repetidor o amplificador de señal, para que de esta forma se tenga toda la casa con cobertura wifi.