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“Al contrario de los temores que se expresan a menudo, los buenos estudiantes son quienes utilizan muchos ‘textismos’, en ruptura con el código tradicional, mientras que los menos buenos no utilizan tanto”, resume el CNSR en un comunicado en el que da cuenta del estudio, publicado en la revista científica Journal of Computer Assisted Learning.
Para llegar a esa conclusión, investigadores de las universidades de Poitiers y de Tours analizaron 4.524 mensajes de texto de la vida cotidiana de 19 jóvenes franceses de 12 años que ni tenían ni utilizaban teléfono móvil antes.
Durante un año, los científicos fueron clasificando los SMS que enviaban los jóvenes en función de su densidad de “textismos”, es decir, de palabras adaptadas a la escritura corta de un mensaje de texto, diferenciando entre los que se asemejan a las palabras de origen y los que no.
El estudio muestra que “la práctica de los SMS o mensajes de textos no tiene influencia en la ortografía de los estudiantes” sino que es “su nivel en ortografía el que determina el tipo de faltas presentes en los mensajes”, indicó el CNSR.
Al inicio del estudio, el nivel en ortografía tradicional de cada niño determina la forma de los mensajes que envía, y no a la inversa.
Al cabo de un año, no existe “ningún vínculo entre el nivel en ortografía tradicional y los SMS enviados”, salvo el hecho de que quienes más adaptan su escritura al lenguaje de móvil son los jóvenes que mejor nivel tienen en ortografía tradicional.