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Creado por la compañía japonesa Denso Wave a mediados de los años 90, el código QR es capaz de contener información en ambas direcciones (vertical y horizontalmente) a diferencia de los tradicionales códigos de barra, que tan solo son capaces de almacenar información en una dirección. Precisamente por este motivo, la capacidad de almacenamiento es mayor en el caso del código QR (así es posible almacenar 7.089 caracteres numéricos o 4.296 alfanuméricos).
Otra de sus ventajas es que el código puede ser leído por cualquier smartphone, que por lo general ya contiene un programa lector QR preinstalado para este fin.
Estos son los principales motivos de su creciente popularización en mercados donde la penetración de teléfonos inteligentes es mayor. También en nuestro medio, aunque aún en forma incipiente, comienzan a aparecer aplicaciones de esta tecnología dentro de diferentes tipos de espacios publicitarios.
El valor de esta tecnología para las marcas radica en la posibilidad de conocer aún más a sus consumidores, puesto que cada vez que un potencial cliente “escanea” un producto o la publicidad de un artículo y lo activa es posible responder: dónde (geolocalización), quién, a qué hora, sobre qué producto interactuó, y todo esto en tiempo real. Disponer de esta información multiplica las posibilidades de construir bases de datos, analizar el comportamiento del mercado, mejorar presencia de marca y mucho más.
A continuación se presentan algunos ejemplos en los que se utilizan los códigos QR:
- Avisos publicitarios.
- Folletos y materiales de marketing.
- Vehículos de empresas.
- Etiquetas de productos.
- Cupones y ofertas especiales.
- Descargas de aplicaciones o mp3 gratis
-Tarjetas personales o de visita.
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