Dividendos digitales para todos

Las tecnologías digitales se están extendiendo rápidamente, pero no ocurre lo mismo con los dividendos digitales, es decir, los beneficios en términos de un crecimiento más acelerado, más empleo y mejores servicios. El Reporte Mundial de Desarrollo 2016 elaborado por el Banco Mundial señala que, para que las tecnologías digitales beneficien a todos y en todo lugar, es preciso eliminar la brecha digital que aún existe.

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Las tecnologías digitales –internet, los teléfonos móviles y todas las demás herramientas para recopilar, almacenar, analizar y compartir información en forma digital– se han difundido rápidamente. Tal es así que en los países en desarrollo son más los hogares que poseen un teléfono móvil que los que tienen acceso a electricidad o a agua limpia. El total de usuarios de internet se ha triplicado con creces en una década, de 1.000 millones en 2005 a una cifra estimada de 3.200 millones a fines de 2015.

Según el reporte, esto significa que las empresas, las personas y los Gobiernos están más conectados que nunca.

Pero los dividendos derivados de la utilización de las tecnologías digitales no avanzan al ritmo de estas últimas debido, principalmente, a la falta de acceso a internet en el mundo. Los beneficios son muchos, pero con frecuencia no se hacen realidad.

El informe sostiene que centrar la atención en el acceso a la tecnología es esencial para garantizar que todos reciban los dividendos de internet, pero no es en absoluto suficiente. ¿Por qué? Porque es necesario complementar la tecnología con mejoras en las áreas que determinan si las empresas, las personas y los Gobiernos podrán utilizar con eficacia las nuevas herramientas digitales. En ese sentido, destaca que los cimientos analógicos no pueden consolidarse de la noche a la mañana.

Se deberían formular estrategias de desarrollo digital mucho más amplias que las actuales estrategias del sector de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Deberían crear un entorno institucional y de políticas para la tecnología que promueva los mayores beneficios. En pocas palabras, deben sentar bases analógicas sólidas que permitan generar abundantes dividendos digitales para todos y en todo lugar.

En el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2016 se muestra también que, si bien la revolución digital ha seguido adelante, sus “complemento analógicos” –las regulaciones que promueven la competencia y el ingreso de nuevas empresas en el mercado, las habilidades que permiten a los trabajadores acceder a la nueva economía y sacarle provecho, y las instituciones que rinden cuentas a los ciudadanos– no han avanzado en la misma medida. Y concluye asegurando que si faltan estos complementos analógicos de las inversiones digitales, el impacto en el desarrollo puede ser decepcionante. Se puede acceder al informe completo en http://bit.ly/1VLUAEd.

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