Datacenter submarino

Cuando pensamos en un centro de datos, nos imaginamos edificios llenos de equipos, metal y cables, además de mucha electricidad y energía para poder alimentar y refrigerar computadoras. Jamás se pensó en la posibilidad de que en el océano, un contenedor que habita en las profundidades, sea el generador de todo ese poder computacional.

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La idea de poner bajo el mar un centro de datos, vino del equipo de Microsoft Research, a través del proyecto Natick. Este equipo buscó innovar la manera en la que se entrega cómputo en la nube, con la idea de que la innovación es tratar de conectar cosas que antes no estaban conectadas y de emparejar diferentes tipos de tecnología.

Así, el primer prototipo del proyecto, el Leona Philpot (un personaje de un videojuego de la consola Xbox) fue sumergido en las aguas de las costas de California, Estados Unidos, en agosto de 2015.

El Leona Philpot es una cápsula de acero de casi 2,5 metros de diámetro sellada con placas de metal y grandes pernos, que pesa unos 17.000 kilos.

En su interior lleva un solo servidor que a la vez fue tratado con nitrógeno para eliminar el calor en los chips de las computadoras, mientras el sistema era monitoredado remotamente en las oficinas de Microsoft.

Durante tres meses, este contenedor estuvo bajo el mar, en el que se obtuvieron diferentes mediciones respecto al consumo de energía, temperatura, humedad, e incluso la velocidad de la marea.

Un aspecto importante de este proyecto es que al estar cerca de las ciudades, de esta forma se redujo la latencia en el servicio, además de que se aprovechó la temperatura del océano para enfriar el contenedor, sin la necesidad de tecnología extra para hacerlo.

La investigación, busca dar un giro radical al concepto de los Datacenters, por lo menos en un tema que en el futuro cercano puede ser importante: la ubicación y el espacio destinado para ellos.

Y es que a medida que pasa el tiempo y los usuarios de tecnologías crecen y demandan más procesamiento y almacenamiento de información, las gigantescas zonas dedicadas para ello.

La intención, según Microsoft, está en enviar a zonas costeras parte de la infraestructura que sostiene la nube de la empresa, sobre todo cuando los estudios, que indican que un aproximado del 50% de la población vive en esas zonas, destacan que eso les puede otorgar algunas ventajas, entre ellas refrigeración, así como el aprovechar energías renovables en entornos mejor controlados.

Microsoft asegura que este proyecto tiene entre sus principios la protección del medio ambiente en la zona en la que se coloca el contenedor. También señala que la vida de los animales en el mar no corre peligro.

Vale la pena aclarar que el proyecto está aún en su etapa inicial de prueba, por lo que se desconoce si finalmente se lanzará al mercado. A pesar de ello, responsables del proyecto aseguraron que un sistema de este tipo será más barato que un servidor normal, ya que será más pequeño y más simple. Las estructuras tienen menos materiales y requieren menos mantenimiento (que un centro de datos convencional).

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