Ortega alcanzó el éxito en el Chaco en su cuarta participación. A continuación, sus comentarios.
¿Cómo se vive el día después del triunfo?
Realmente es un día maravilloso, porque ese día de la victoria todavía no terminamos de digerirla y hoy (por ayer) recién nos estamos dando cuenta de lo que hicimos. El sabor de la victoria es incomparable, pero lo que más me llama la atención, me gusta y me motiva es el calor de la gente, las llamadas, los mensajes que recibí, no esperé jamás sentir tanto afecto y calor del público y de personas inclusive que nada tienen que ver con el tema de carreras.
Te sentís una persona tan importante, que lograste algo que nunca pensaste, eso es lo más lindo que puedo destacar de este día.
¿Cuándo te sentiste ganador?
A los tres mil metros de la meta en la General Díaz, mientras veníamos, le dije: "Carlos (Zarca) no puedo creer esto", y ahí sobre el pucho me dijo: "callate, concentrate que todavía no terminamos". Como siempre dicen, hasta que no te bajen la bandera no podés estar confiado.
Recién estuvimos tranquilos cuando llegamos al Shopping Mariscal López (en la rampa de llegada), porque hay casos que pilotos que llegaron a la General Díaz y en el enlace a Asunción se han quedado.
¿Dónde estuvo la clave?
Nosotros, creo, ganamos el Rally del Chaco en la Picada 40, donde fue un colador. Fue toda una programación de equipo, montamos todo lo mejor de nuestros auxilios en esa picada, el auto lo pusimos a punto para entrar ahí, salimos segundo auto, muy bien, y al salir tuvimos problemas de presión de aceite. Le pregunté a mi copiloto, Carlos: "qué hacemos", y él me dijo: "vamos hasta donde nos da el motor", y entramos a los tres primes y simplemente lo que hicimos fue regular, veníamos a una velocidad que nos marcaba la presión de aceite, y ahí fue donde creí que se nos caía la carrera.
¿Cómo fue la planificación previa?
Trabajamos casi seis meses en esto, nos pusimos las pilas, dijimos: "dos años ya corrimos, estuvimos cerca de la victoria, vamos a apuntarle ahora al triunfo". Entramos convencidos, con la mente muy clara en ganar.
Siempre cuando querés hacer algo estás convencido, le ponés empeño, es mucho más fácil. Corrimos mucho con la cabeza; cuando teníamos que acelerar, aceleramos; cuando había que cuidar el auto para no salir golpeado, lo cuidamos, y una muy buena logística de equipo. En el Team La Renga tuvimos dos autos, el otro salió quinto en la general y segundo en la clase, y qué más podemos pedir. Fue una conjunción de muchas cosas, pero algo muy planeado y muy bien desarrollado.
¿Cómo se vive el día después del triunfo?
Realmente es un día maravilloso, porque ese día de la victoria todavía no terminamos de digerirla y hoy (por ayer) recién nos estamos dando cuenta de lo que hicimos. El sabor de la victoria es incomparable, pero lo que más me llama la atención, me gusta y me motiva es el calor de la gente, las llamadas, los mensajes que recibí, no esperé jamás sentir tanto afecto y calor del público y de personas inclusive que nada tienen que ver con el tema de carreras.
Te sentís una persona tan importante, que lograste algo que nunca pensaste, eso es lo más lindo que puedo destacar de este día.
¿Cuándo te sentiste ganador?
A los tres mil metros de la meta en la General Díaz, mientras veníamos, le dije: "Carlos (Zarca) no puedo creer esto", y ahí sobre el pucho me dijo: "callate, concentrate que todavía no terminamos". Como siempre dicen, hasta que no te bajen la bandera no podés estar confiado.
Recién estuvimos tranquilos cuando llegamos al Shopping Mariscal López (en la rampa de llegada), porque hay casos que pilotos que llegaron a la General Díaz y en el enlace a Asunción se han quedado.
¿Dónde estuvo la clave?
Nosotros, creo, ganamos el Rally del Chaco en la Picada 40, donde fue un colador. Fue toda una programación de equipo, montamos todo lo mejor de nuestros auxilios en esa picada, el auto lo pusimos a punto para entrar ahí, salimos segundo auto, muy bien, y al salir tuvimos problemas de presión de aceite. Le pregunté a mi copiloto, Carlos: "qué hacemos", y él me dijo: "vamos hasta donde nos da el motor", y entramos a los tres primes y simplemente lo que hicimos fue regular, veníamos a una velocidad que nos marcaba la presión de aceite, y ahí fue donde creí que se nos caía la carrera.
¿Cómo fue la planificación previa?
Trabajamos casi seis meses en esto, nos pusimos las pilas, dijimos: "dos años ya corrimos, estuvimos cerca de la victoria, vamos a apuntarle ahora al triunfo". Entramos convencidos, con la mente muy clara en ganar.
Siempre cuando querés hacer algo estás convencido, le ponés empeño, es mucho más fácil. Corrimos mucho con la cabeza; cuando teníamos que acelerar, aceleramos; cuando había que cuidar el auto para no salir golpeado, lo cuidamos, y una muy buena logística de equipo. En el Team La Renga tuvimos dos autos, el otro salió quinto en la general y segundo en la clase, y qué más podemos pedir. Fue una conjunción de muchas cosas, pero algo muy planeado y muy bien desarrollado.