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Por una parte tenemos un Gobierno que bajó dos veces el precio de los pasajes, impulsó la baja de los costos del gas, “construyó” cuantas rutas pudo, dotó de infraestructura a por lo menos algunas escuelas e incentivó la vacunación gratuita para aquellos que se encuentran en edad de riesgos.
Por otra parte tenemos que el principal partido opositor sacó a la luz el multimillonario negociado del Indert, impulsa cada vez más que se investigue la compra de los helicópteros y denunció el pago de los vuelos del candidato oficialista por parte de Yacyretá.
A esta situación se suma que tenemos una fiscalía que –como muy pocas veces ocurre– abrió una investigación de oficio en un caso en el que el perjuicio al Estado paraguayo se cometió a la vista de todos y en el que inclusive ya hay seis imputados.
También está la apertura de la investigación por los vuelos de Yacyretá y el proceso a siete concejales de Villa Hayes por coima.
Se mueve todo porque el interés político es muy fuerte. La apuesta por la presidencia de la República es multimillonaria y del poder fáctico depende el futuro de muchos.
Pero es seguro que cuando pase la pasión electoral llegarán los acuerdos; denunciantes y denunciados se abrazarán para favorecer sus intereses personales, disfrazados de pactos, y todas las denuncias terminarán cayendo en saco roto.
Lo que estamos viendo es lo mismo de lo cual hemos sido testigos para las elecciones del año 2008. Solo que hoy es al revés. Los denunciantes de aquel entonces son los denunciados de ahora. Y los denunciados en aquella oportunidad son los denunciantes de ahora.
Lo que fue la denuncia de corrupción en Itaipú, hoy su equivalente es la del Indert y todos ya sabemos el final de la historia.
ocaceres@abc.com.py