Una condena que hace justicia, pero solo en parte

El alevoso crimen del joven Jorge David Flores, ocurrido el 25 de julio del año 2009, en Coronel Oviedo, cuyos asesinos fueron condenados a 25 años de prisión, no fue un simple homicidio, sino que se trató de un plagio con fines extorsivos. Era el primer golpe de la nueva banda de secuestradores creada para operar en esta parte del país, pero que se desintegró antes de nacer. Uno de los autores fue maestro de escuela y pariente del joven que era hijo del comerciante y vendedor de repuestos, Agustín Flores y de María Páez de Flores. Hubo un tercer implicado del cual nada se sabe.

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CORONEL OVIEDO (Redacción regional).-Luego de cuatro largos años de proceso, la justicia condenó al docente Juan Arnaldo Godoy Vázquez, y a su esposa, Adela Arzamendia de Godoy.

Si bien la Justicia encontró ahora a los culpables de este lamentable suceso, nos parece oportuno analizar algunas cuestiones no investigadas. Por ejemplo, ¿quién fue la tercera persona que actuó con Arnaldo Godoy, en el intento del secuestro de David?. Según testigos, es un hombre petiso, de cutis moreno, al que se lo vio cuando subía con el ahora condenado en la furgoneta del fallecido.

Este individuo que figura en todo el expediente judicial de este caso, sin lugar a dudas formaba parte del equipo de la pareja condenada. Es más, se trata de la persona que intentó ahorcar al joven en la camioneta con una cuerda, al resistirse al secuestro, en plena Ruta VII Gaspar Rodríguez de Francia.

Cuando ambos –el condenado y el prófugo– no pudieron con David Flores en el interior de la camioneta, Godoy recurrió a su arma y mató de tres balazos al adolescente.

Unos minutos antes del suceso, de acuerdo a los testigos, esta persona esperó al costado de una calle céntrica de Oviedo a Arnaldo Godoy. Este había dejado su motocicleta en un surtidor, e incluso uno de los playeros le preguntó quién era su acompañante, una interrogación que no tuvo respuesta hasta ahora.

Ambos después fueron vistos subiendo en la furgoneta blanca de David. El hasta ahora desconocido se colocó en la parte trasera del rodado y Godoy al lado de Flores.

El asesino le pidió para que le acercara hasta su casa en Villa del Maestro, ubicado a unos pocos kilómetros del cruce internacional, camino a Caaguazú “porque se le terminó la nafta a su moto”.

En el trayecto le dijeron que se trataba de un secuestro y posteriormente ocurrió todo lo que después terminó con el hallazgo del cuerpo sin vida del joven, envuelto en una carpa negra de polietileno, atado con una soga de nylon en el interior de su camioneta que quedó estacionada en el empedrado, situado al costado oeste del colegio Carlos Pfannl de esta ciudad, un día después del secuestro.

Para el fiscal acusador, Ulises Giménez, la investigación no descartó que se haya tratado de un secuestro, pero que el expediente fue tipificado como un “hecho punible de homicidio doloso, calificado con agravante, alevosía y premeditación para ocultar la identidad”. Y como no hubo pedido de dinero por el rescate del joven, la investigación solo se basó en el homicidio, explicó.

Sin embargo, de acuerdo a todos los testimonios esbozados en el alegato final y las pruebas presentadas en el juicio oral y público sobre el caso, se deduce que los inexpertos secuestradores no tuvieron el tiempo suficiente de pedir por el rescate, debido a que Jorge David Flores se resistió, lo cual no estaba en los planes.

El plan consistía en secuestrar a Jorge David Flores, luego, de acuerdo a las circunstancias, iban a pedir un monto de dinero a los padres por el rescate de su hijo. Lo peor de todo, según nuestra fuentes, de igual manera, tenían planeado matar a la víctima para que el caso no salga a la luz. Los condenados Arnaldo Godoy, y su esposa, Adela Arzamendia, por la amistad y parentesco con la familia Flores iban a aparecer como los “salvadores” del rescate de David, quien en realidad jamás iba a volver con vida.

godoy@abc.com.py

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