Ubicuidad

Dos episodios llamativos hicieron que el senador oviedista José Manuel Bóbeda se convierta en noticia en los últimos días.

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Uno de ellos fue el robo de algunas de sus pertenencias en el interior de su domicilio. El otro fue el desafío a una pelea a su colega colorado disidente Enrique Bacchetta.

El primer episodio sucedió el 2 de julio último, cuando el parlamentario Bóbeda se sumó a las víctimas por la falta de seguridad en el país.

Según el acta policial el monto sustraído fue de G. 100 millones y US$ 364.000, que al cambio actual equivalen a unos G. 2.135 millones. El botín también incluyó armas y joyas, de acuerdo con el documento firmado por el titular de la comisaría 6ª Metropolitana que se basó en la denuncia del hecho.

Sin embargo, el legislador dijo a los medios de comunicación que el botín robado consistió en 50.000 dólares y 200 millones de guaraníes, producto de la venta de un terreno. El robo en sí es grave y repudiable desde todo punto de vista y amerita una investigación.

La facilidad con la que se cometió el robo y la información que se manejaba acerca de la presencia del dinero en efectivo en ese lugar, a los que se suma que se atrevieron a hacer el hurto en la casa de un senador nacional fuertemente ligado al oficialismo, hablan a las claras de que se trata de atrevidos maleantes que no van a dudar en volver a cometer otro hecho similar.

Hay que decir que hasta ahora no hay detenidos por este caso. Los que fueron demorados no tuvieron nada que ver con el hecho, pero lo que más llamó la atención en toda esta historia es la cantidad de dinero que el legislador guardaba en su domicilio.

El senador Bóbeda explicó que era el producto de la venta de un inmueble, pero se contradijo con lo denunciado a la Policía.

Menos claro resulta que teniendo esa cantidad de bienes no los haya depositado en un sitio seguro, como las empresas habilitadas para el efecto.

Nada de esto se investiga porque se trata de una autoridad y, por supuesto, ningún fiscal o las entidades que controlan el movimiento de dinero tendrán motivación en hacerlo. Una pesquisa al respecto probablemente les generará más problemas que soluciones.

Sin embargo, debiera ser todo lo contrario. Por ser una autoridad se deberían aclarar todos estos cuestionamientos e indagar estas dudas que se generan fundamentalmente sobre el origen del dinero en poder de un hombre público.

Lastimosamente, la cultura de los organismos de control de nuestro país hace que solo se tenga en la mira al más débil en el conjunto social.

Y de yapa, con toda esta historia encima, Bóbeda, en un acto poco decoroso, desafió a moquete a su colega Enrique Bacchetta.

La crónica de ABC da cuenta de que el exabrupto se inició luego de que el legislador diera un homenaje por el aniversario 130 de creación del PLRA y hablara de la promesa de resurgimiento del Unace y la quema parcial del Congreso el 31 de marzo último, culpando por lo último a los “piromaniacos”, en alusión, entre otros, al senador Eduardo Petta (independiente), momento en que fue interrumpido por los disidentes.

Ofuscado, Bóbeda trató de “maleducado”, “envidioso”, “mbatara”, “tevi sa’yju”, “ava tembiguái pyahu”, “gringo pyne bota” y “culo empolvado” a su colega Bacchetta. Se entiende que el hecho de que lo interrumpieran lo haya molestado.

Pero un legislador no puede utilizar la sede legislativa para expresiones como las citadas y desafiar a un colega a intercambiar golpes tal como lo hizo. Flaco favor le hace Bóbeda a su investidura con este tipo de actitudes.

Un senador puede ser vehemente, pero no transmitir una imagen de agresividad.

En conclusión, lo expuesto más arriba son apenas dos ejemplos de cómo se manejan las cosas en nuestro país sin que se vea un horizonte prometedor. La coherencia y la ubicuidad son virtudes que los políticos, en cualquier país serio, las cultivan. Aquí no, lastimosamente...

Comportamiento cívico Una autoridad no solo debe ser sino también parecer. No solo debe comportarse como tal sino también debe dar el ejemplo con sus acciones. Nuestro país precisa de la responsabilidad, la transparencia, la ubicuidad y la coherencia de quienes fueron elegidos para gobernar.

ocaceres@abc.com.py

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