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A muchos sorprendió a inicios de este año el anuncio de que del autodeclarado exnarcotraficante Jarvis Chimenes Pavão afrontaría un juicio oral por estafa, un delito difícilmente de creer que pueda llegar a cometer, considerando su extraordinaria fortuna.
El caso fue denunciado en el año 2013, por el comerciante pedrojuanino Víctor Ramírez Aguirre, de 58 años, quien supuestamente compró de Jarvis un inmueble que nunca le fue transferido por los problemas judiciales que soporta este último.
El primer fiscal del caso fue Juan Carlos Blanco (ahora ya fallecido), quien nunca pudo lograr que las partes llegaran a un acuerdo conciliatorio, por lo que presentó acusación contra Jarvis e incluso solicitó que la causa fuera elevada a juicio oral, avalado por su entonces jefe, el fiscal adjunto de Amambay Justiniano Cardozo (actualmente designado en Caaguazú).
Tras la muerte del fiscal Blanco (en setiembre de 2016), el proceso fue asignado a los fiscales Hugo Volpe y Martín Areco, quienes el martes último se presentaron para el juicio oral y público que por seguridad se hizo en el cuartel de la Agrupación Especializada de la Policía, en Asunción, donde Jarvis permanece encerrado.
Confusión
El caso en sí desató gran confusión. Por una parte, muchos se sorprendieron de que una causa tan fácil de solucionar llegara nada menos que a definirse en un juicio oral y público.
Esta situación hizo que la mayoría de las autoridades nacionales creyera que se trataba de un proceso inventado, para que Jarvis obtuviera una condena leve y así evitar su inminente extradición a Brasil, que debe ejecutarse a fin de año, cuando complete su sentencia en Paraguay. Es que en el país vecino, a Pavão le espera otra pena de 17 años de encierro por narcotráfico.
Sin embargo, las dudas sobre el fondo de la cuestión se incrementaron cuando en el mismo día del juicio, la abogada principal de Jarvis, Laura Casuso, revelara que ya habían llegado a un acuerdo conciliatorio con el comerciante supuestamente afectado y que preferían que su cliente resultara sobreseído.
El acuerdo entre las partes se firmó el 22 de marzo pasado, solo seis días antes del juicio, lo que justamente llamó la atención debido a que el documento pudo haberse suscrito ya muchos meses atrás para no tener que llegar a dicha instancia.
Es más, la supuesta víctima de la estafa declaró en el juicio que ya había sido resarcida y que no tenía nada más que reclamar a Jarvis.
Entonces, quedó flotando la pregunta del por qué ya no se finiquitó mucho antes la causa, si es que no había intenciones de llegar a un juicio.
Meteórico fallo
El Tribunal de Sentencia, presidido por el juez Santiago Núñez, resolvió la causa en menos de 10 minutos, cuando comunicó su fallo consistente en la homologación del acuerdo de conciliación firmado entre las partes y, por ende, la extinción de la acción penal y el sobreseimiento definitivo del enjuiciado.
Obviamente, todo ya estaba hablado. Porque hasta la Fiscalía se allanó de antemano al acuerdo entre el comerciante y Pavão, por lo que el juicio, que se hizo en medio de una excesiva seguridad, ya fue mero trámite.
Así, Jarvis Chimenes Pavão retornó a su celda, donde va a esperar terminar su condena para saber si finalmente será entregado a la justicia brasileña.
¿Qué intentaron hacer?
Tras el fallo que favoreció a Jarvis, resta entender qué en realidad intentaron hacer sus abogados en este caso.
Por un lado, dejaron que la causa llegara a un juicio oral, la última instancia procesal, pero por el otro se ocuparon en arreglar con la supuesta víctima solo días antes de que se realizara la diligencia.
¿Fue una estrategia fallida para evitar la extradición? ¿O fue una “bola de nieve” que los abogados del capo no dimensionaron hasta dónde podía llegar? Lo concreto es que el pez gordo señalado por la DEA de Estados Unidos seguirá preso hasta tanto se resuelva su extradición, que los abogados a toda costa buscan impedir al alegar que el tiempo recluido en Paraguay ya le habilita a pedir una libertad condicional en Brasil. EXNARCOTRAFICANTE
Jarvis Chimenes Pavão, quien resultó sobreseído la semana pasada en un juicio por estafa, se había declarado un exnarcotraficante, en una entrevista exclusiva que había concedido a ABC Color en su lugar de encierro, el cuartel de la Agrupación Especializada de la Policía.
El capo declaró ante las grabadoras del diario que hizo cosas ilícitas, pero aclaró que fue solo hasta 1999.
Enfáticamente, reconoció que traficó cocaína. De hecho, admitió que fue condenado por el citado crimen.
Jarvis había asegurado haber salido de ese mundo porque ganó mucho dinero y ya no necesitaba hacerlo.
El propio Pavão mencionó en la entrevista con ABC Color que tiene empresas que semanalmente le generan mucha ganancia y que su principal objetivo, al recuperar su libertad, es quedarse a vivir en Paraguay.
Brasil reclama la extradición del capo para encerrarlo por narcotráfico.
Jurisprudencia no le favorece
La extradición de Jarvis Chimenes Pavão, en teoría, tiene que ejecutarse en diciembre de este año, inmediatamente después de que complete su condena de ocho años que le impusieron tras haber sido capturado en 2009, en una operación de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), en Yby Yaú, departamento de Concepción.
La defensa de Jarvis trabaja arduamente desde hace varios meses en tratar de que la justicia brasileña reconozca los años que el capo ya pasó encerrado en nuestro país, para ser beneficiado con alguna salida procesal más benigna, como por ejemplo la libertad condicional.
En concreto, lo que Jarvis pretende es que los años que permaneció preso en Paraguay también sean computados en su condena de 17 años que tiene en Brasil.
El país vecino, por su parte, aparentemente pretende que el narcotraficante al cual condenaron inicie de cero su elevada sentencia en una cárcel del estado de Santa Catarina.
Un antecedente que no favorece mucho a Pavão tiene que ver con su socio, el autoproclamado jefe del grupo criminal PCC en Paraguay, Carlos Antonio Caballero, alias “Capilo”, quien había sido detenido en compañía de Jarvis en 2009.
“Capilo”, tras cumplir su condena de siete años, fue extraditado al Brasil, recientemente. Este último ahora se encuentra en una prisión del estado de San Paulo, mientras es procesado por narcotráfico y tráfico de armas, entre otros hechos que le atribuyen por un suceso ocurrido en el año 2007.