Primera condena

El asaltante Amado Ramón Benítez (50), considerado uno de los pesos pesados entre los criminales que operaron en el país en los últimos años, recibió el jueves último su primera condena por un golpe cometido en el 2010 en la capital. Su banda recaudó unos G. 29.000 millones en más de seis años de vigencia.

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Un tribunal de sentencia conformado por los jueces Manuel Aguirre (presidente), Lourdes Peña y Claudia Criscioni condenó a 13 años de cárcel al asaltante Amado Ramón Benítez, quien fue capturado el 15 de abril del 2016 en San Pedro, por un grupo de oficiales del departamento de Investigación de Delitos, que estaban a cargo del comisario Tomás Paredes Palma.

Amado Ramón Benítez fue encontrado culpable de un asalto a mano armada registrado el 20 de diciembre de 2010, en RI 2 Ytororõ y José María Rivarola Matto, barrio Los Laureles de Asunción, donde resultó víctima el empresario gastronómico Enrique Ernesto Flores Palau.

De acuerdo al relato de lo ocurrido, la víctima iba camino a una sucursal bancaria para depositar la suma G. 120 millones, producto de la recaudación del fin de semana de la cadena de comidas rápidas “Lomilandia”, cuando en el trayecto Amado Benítez y varios de sus cómplices le cerraron el paso con una camioneta Toyota Land Cruiser.

Los maleantes descendieron del rodado y tras encañonar al empresario lo intimaron a la entrega del dinero.

Ya en sede de Investigación de Delitos, Flores Palau reconoció Benítez a través de un catálogo de fotografías que le enseñaron los investigadores, y el fiscal Miguel Vera solicitó su captura.

El fiscal Vera indicó a ABC que es la primera vez que Amado Benítez es condenado por un delito, pero aún tiene varias causas abiertas en otras circunscripciones judiciales del país.

Una larga trayectoria criminal 

Amado Ramón Benítez, considerado uno de los criminales de mayor “quilate” que operó en el país por casi una década, tuvo la capacidad de unificar a pequeñas bandas que actuaban en el este del país y también reclutó a otros delincuentes que operaban por cuenta propia.

De esa forma, Benítez y su megabanda, que estaba conformada por casi medio centenar de criminales, logró amasar una fortuna calculada en unos G. 29.000 millones de guaraníes, en los últimos seis años de andanzas.

A fines del 2009, la incipiente organización criminal se instaló en el este del país, donde comenzaron a perpetrar una seguidilla de golpes a entidades financieras de la región. 

Con el dinero obtenido, Benítez agrandó su estructura e incorporó explosivistas brasileños y adquirió armas de grueso calibre como las metralletas calibre .50, con los que inició los golpes a cajeros automáticos y transportadores de caudales, que se dirigían a Asunción con multimillonarias sumas de dinero, desde las diferentes localidades del interior. 

Para cada golpe escogía a diferentes maleantes o miembros de su organización criminal, y con esta estrategia evitó durante años que la Policía pudiera identificarlos, hasta que los investigadores lograron determinar con estudios de balística, que casi todas las “balas testigo”, recogidas de los diferentes atracos a cajeros, transportadores de caudales y financieras fueron disparadas por las mismas armas. 

Con estos estudios laboratoriales, los agentes lograron unir todos los asaltos y conectarlos con la estructura criminal que dirigía Amado Ramón Benítez, la cual poseía un verdadero arsenal que era utilizada para materializar cada uno de los millonarios robos.

Con la implementación de tecnología, los uniformados lograron identificar a cada uno de los elementos de la banda y comenzaron a rastrearlos a través de las llamadas telefónicas que realizaban. En julio del 2014, efectivos de Investigaciones de Alto Paraná, al mando del comisario Germán Arévalos, ubicaron a Benítez en un aguantadero en San Joaquín, Caaguazú. En el sitio, seis asaltantes fueron abatidos, pero Benítez logró escapar en medio de la confusión.

Dos años después el capo mafioso fue capturado en San Pedro y actualmente está preso al igual que muchos de sus cómplices.

Uno de los secuaces más renombrados de Benítez fue sin dudas Nelson Gustavo López González (23), alias “Yacaré Po”, quien fue baleado por policías durante un fallido golpe el 20 de noviembre del 2015, sobre la calle Cerro Corá de la capital; tres días después, el criminal falleció. Durante ese mismo golpe también fue acribillado Orlando Efrén Benítez Portillo (37), quien sufrió tres balazos y fue capturado. Este logró sobrevivir y actualmente está recluido en Tacumbú.

brlopez@abc.com.py

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