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Días atrás la pareja conformada por Isaías Raúl Torres (28) y Gissella Milea Otto (27) fue sentenciada por el brutal asesinato de Agustín Emmanuel Bogado, a 30 años de cárcel, más 10 años como medida de seguridad.
La pareja llegó hasta el domicilio de Agustín Bogado, situado en el barrio Herrera de la capital, el 8 de febrero de 2014, supuestamente para un encuentro sexual; sin embargo, todo terminó con el asesinato del joven.
En marzo de ese año, fue capturado Isaías Torres, de cuyo poder se incautó el teléfono que robaron de la víctima y a través del cual fue rastreado por la Policía. Posteriormente, en agosto, cayó Gissella Milea.
En el proceso de investigación, los peritos extrajeron unos cinco mil mensajes que intercambió la pareja. En los mismos quedó evidenciada la satisfacción por el crimen, además de que fue por simple placer de ver morir a una persona, aparte de buscar otras formas de asesinar e incluso lograr un rédito económico por ello.
Aprovechando la presencia del doctor Juan Francisco Alcaraz Albertos en Paraguay, para un seminario internacional, relacionado a “perfiles criminológicos y violencia de género”, le consultamos ciertos rasgos del citado caso.
- ¿Existe algún aspecto que pueda provocar una conducta de este tipo?
- Todo el mundo, como seres humanos que somos, estamos preparados para en algún momento defendernos y poder matar a otra persona. Pero hay otra gente que tiene otras implicaciones psicológicas que son llevadas incluso a apetecerle producir la muerte.
Entonces una tipología clara que puede llegar a coincidir con algunos casos es la muerte por placer. Tener esa sensación de saber que ha pasado. Es decir, sin entrar en el fondo de la cuestión, es como la caza, donde disfrutan realmente haciendo todos los elementos y todos los actos, todas las conductas para proceder a llegar a la pieza y luego abatirla.
En cambio, para otras personas, otros asesinos, digamos que el camino para llegar a la pieza no es su razón fundamental de actuación, sino la muerte de la pieza.
- ¿Ese sufrimiento de la víctima es lo que le produce cierta excitación?
- Claro, claro. Sí, ese tipo concretamente. El sádico y el sádico sexual, por supuesto.
- ¿Vendría a ser como el caso de Isaías Torres y Gissella Milea, la pareja condenada?
- Ahí se da un componente exclusivo, porque dentro del asesinato, lo normal es el asesinato simple, donde el autor es una única persona.
Es cierto que existen parejas criminales, no es muy habitual pero las hay, hay tríos criminales, hay grupos de cuatro personas criminales.
- ¿Cuáles serían las más comunes?
- Lo normal en estos casos es que sean hombre-hombre o mujer-mujer, pero es difícil de encontrar.
Te hablo del asesinato sádico y sobre todo el sádico sexual, es difícil encontrar una pareja hombre-mujer.
Entonces, la referencia en el caso de la serialidad de violaciones como de asesinos en serie, parejas criminales, está en los americanos Homolka de apodo “Barbie y Ken”.
Entonces en este asesinato que se produce en Paraguay, en 2014, ahora juzgado, se dan muchos componentes de la ciencia del perfil criminológico que se adentra en el estudio de la serialidad.
- ¿Cuáles serían algunos de esos componentes?
- Lo primero, que es pareja criminal hombre-mujer; lo segundo que son sádicos sexuales, que no es muy normal, porque ese complemento tanto para el varón como para la mujer no es agradable. Lo lógico es que sean hasta un punto, asesinos sádicos, pero sexuales cuesta.
Lo mejor de todo es que, cuando se utiliza el perfil psicológico como herramienta para detenerlos, es una herramienta de investigación para asesinos seriales.
- ¿Eso tiene una denominación?
- Se llama el punto de contacto.
- ¿Cómo se da ese punto de contacto?
- Esta pareja estaba cazando, cómo reclaman a la víctima. Es decir, van caminando y la ven por la calle. Eso era lo normal, lo de antes, verlo por la vía pública de forma inmediata. Esto con las nuevas tecnologías, el punto de contacto varía, no hay muchos casos por el momento en el que se utilicen WhatsApp, Facebook e internet para localizar a la víctima.
Entonces ellos lo que hicieron fue echar el cebo en una página de contactos, pues la víctima la enlazan ahí y luego tienen una localización concreta, que es un domicilio donde pueden actuar completamente con libertad.
Si se hubiera hecho su perfil en su momento, veríamos que la víctima es vulnerable porque entra dentro de conductas que se llaman de máximo riesgo, como el contacto de sexo por internet.
- ¿Los mensajes de WhatsApp le dan algo distinto a este caso?
- En el caso este es curioso, por las manifestaciones que después quedan grabadas en el WhatsApp, es muy clarificador. Esta pareja hubiese sido muy bien una pareja de asesinos en serie, totalmente, no hay duda.
La diferencia de que cuando hablamos de asesinos en serie, la cuantía de víctimas o de casos de víctimas tiene que ser dos o más. Si hubieran cometido un segundo asesinato, técnicamente se les podría encuadrar como asesinos en serie.
- ¿Esta pareja es potencial serial?
- Sí, sí. Por supuesto, son potenciales.
- Por planear un segundo asesinato.
- Claro, porque en el WhatsApp le manda un mensaje al chico diciendo que al boludito ha salido, entonces a partir de ahora debemos encontrar rápidamente a otro.
Controlarlos cuando recuperen libertad
Ese mensaje de WhatsApp es muy interesante a nivel criminológico porque te está diciendo que su espiral de muerte, su ciclo hacia otro asesinato es corto.
Normalmente, esto lo que denota es que son nuevos matando, pero tienen muchas ansias de matar.
Son personas que van a tener una carrera criminal corta.
–¿Porque con ese apuro de satisfacer su ansia van a cometer errores?
–Correcto. Normalmente el asesino en serie de verdad, el planificado, el organizado, por decir el más listo, lo que hace es analizar muy bien todas las estructuras hasta llegar a la víctima.
Lo difícil es agarrarlos porque no suelen dejar pistas.
–En este caso, ¿cuál fue el principal error que cometieron?
–Como policía te digo: el primer error es quedarte con el móvil de la víctima. No obstante, es cierto, si no hacían eso habrían sido asesinos en serie.
Una de las características más importantes de los asesinos en serie es llevarse trofeos o “souvenirs” de las víctimas, que les recuerdan los actos cometidos.
–¿Qué es lo recomendable en estos casos?
–Lo que se debe hacer, si se puede y quieren hablar, es interrogarles si tomaron el teléfono móvil como parte recordatoria o como un simple lucro de venta.
Eso es importante, porque muchas veces puede ser unas bragas, un sujetador, una media, un televisor que ellos van a usar como referencia que cuando lo vean en su pequeño santuario les va a hacer recordar cómo se produjo esta muerte y les va a retroalimentar y hasta les puede marcar un ansia más que van a querer satisfacer lo más pronto posible.
–Las personas que presentan este tipo de conductas, ¿pueden rehabilitarse?
–No. Una pareja de asesinos en serie que cuando dentro de unos años salga a las calles habrá que prestarles mucha atención, porque la corrección no existe al día de hoy.
–El encierro de la pareja entonces, ¿puede tener un efecto adverso al que desean las autoridades de justicia?
–Más bien van a tener 40 años para pensar cómo hacerlo mejor al salir. Encima con rabia, porque han sido penados.
–¿Cómo?
–El ejemplo lo tenés en que hay muchos violadores en serie que son incapaces de matar, son violadores. Cuando son detenidos es porque no han matado a la víctima, esta los ha denunciado y los han detenido. Bien, pues es tremendo el cambio que hacen en prisión.
Van a seguir siendo violadores en serie, pero con un fin de asesinos en serie, porque ya no van a permitirse volver a prisión. Entonces digamos que son asesinos en serie impuestos por proteger su identidad, porque no va a cometer más errores.
–En este caso, ¿la solución fue peor?
–Claro. Van a analizarlo. Su propia abogada les va a mostrar el caso. Ellos treinta años van a ir analizando que ya no hay que agarrar el teléfono. Van a variar el modus operandi. No van a variar la motivación (sadismo sexual). No creo, eso es casi imposible porque están definidos así. Pero ellos van a estipular.
En prisión sería bueno que la Policía les haga un seguimiento y evalúen un riesgo de peligrosidad social que pudieran a tener posteriormente.
Dr. Juan Francisco Alcaraz Albertos
Tiene un doctorado en Derecho, además es Licenciado en Criminología, Máster en Psicopatología Criminal y Forense, es Especialista en asesinato en serie, un perfilador criminológico y analista de la conducta criminal violenta.