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A mediados de mayo de 2015 una investigación de ABC Color desnudó una red de agentes policiales que estaba desviando millones de guaraníes mensualmente a través de los vales de combustible de la Policía Nacional.
Cuando en varias comisarías se denunció que no había combustible para las patrulleras y hasta los responsables de los vehículos que estaban en el norte del país en persecución contra los miembros del grupo criminal EPP se quejaban por la falta de gasolina, en Asunción se detectó que con maniobras fraudulentas ya se habían desviado más de G. 1.200 millones que eran para la compra de combustible.
Como la cabeza de este engranaje aparecía el suboficial Roberto Osorio, quien era el encargado de manejar los vales de combustible.
Tras la investigación fiscal se pudo comprobar que Osorio tenía propiedades, también varios lujosos vehículos, entre los que estaban un Audi Q7, una Hilux, una Triton y una Range Rover. Además se daba vacaciones en lugares paradisiacos, que con su sueldo de suboficial, que no superaba los G. 7.500.000, no los iba a poder costear. Por esta razón fue imputado y sometido a proceso, al igual que el entonces comandante de la Policía, comisario Francisco Alvarenga.
De acuerdo a los antecedentes, el desvío de dinero se realizó en el marco de un convenio suscrito entre Petróleos Paraguayos (Petropar) y la Comandancia de la Policía Nacional, por el cual se expedían tarjetas con un cupo mensual de entre 2.500.000 y 3.000.000 guaraníes, que debían ser utilizados para cargar combustible en estaciones adheridas al convenio.
Los fiscales de la Unidad de Delitos Económicos Aldo Cantero y Luis Piñánez mediante varios procedimientos detectaron 186 tarjetas magnéticas para provisión de combustibles a vehículos de Inteligencia y Antisecuestros de la Policía que cargaban grandes cantidades de combustible, en cuestión de minutos, en una y otra estación de servicio. Todas estas tarjetas eran manejadas y autorizadas para su uso por Osorio.
Las pesquisas comenzaron a dar resultados positivos y se descubrió que Roberto Osorio era solo un eslabón en la red de corrupción que también la conformaban playeros de diferentes estaciones de servicio, que luego colaboraron con el Ministerio Público y tuvieron salidas procesales.
Sin embargo Osorio y el excomandante Alvarenga fueron acusados por la fiscalía y se pidió juicio oral para ambos. Pero Roberto Osorio para evitar llegar a una sentencia viene presentando varias chicanas a fin de evitar que se inicie el juicio.
El 13 de noviembre pasado cuando el tribunal de sentencia integrado por Alba González, Mesalina Fernández y Gloria Hermosa iba a dar inicio al juicio contra Osorio y Alvarenga, el primero de ellos informó a los magistrados que cambiaba de abogado y nombró a Milciades Centurión como su nuevo defensor. El caso se debió posponer hasta el 20 de noviembre cuando las partes fueron citadas nuevamente.
Sin embargo en el segundo intento nuevamente Osorio a través de su nuevo abogado presentó un incidente. Según dijo el profesional del derecho Centurión, no tuvo tiempo suficiente para leer todo el expediente y el juicio se pospuso para el 1 de diciembre. Ese día una nueva chicana de Osorio volvió a trabar el inicio del juicio.
Esta vez el expolicía recusó a los tres fiscales del caso y a toda la Unidad Especializada de Delitos Económicos y Anticorrupción (UDEA), por enemistad.
En todas las ocasiones que se trató de realizar el juicio Roberto Osorio fue cambiando de estrategia para poder trabar la realización de la diligencia demostrando la sola intención de dilatar su proceso. Lo que está buscando es que acabe el año para llegar hasta la feria judicial y llevar su proceso recién para febrero.