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El viernes último fue un día de despedidas para la ministra Alicia Pucheta. Mientras en las redes sociales daban por hecho su renuncia pese a que la protagonista de la noticia anunció que dará a conocer su decisión hoy, fuentes confirmaron que ya hizo el inventario de su despacho. Así las cosas, la ministra ultima los detalles para dejar atrás la carrera judicial iniciada en el año 1971 como practicante.
Muchos se preguntan por qué una persona que llega al máximo escalón de su carrera, con la estabilidad de permanecer en el más encumbrado cargo judicial por varios años más, puesto que cumple 75 años recién en 2025, de repente tira todo por la borda y se lanza a acompañar a un gobierno tan desacreditado como el actual, probablemente en su peor momento.
Al parecer, a la ministra Pucheta le motivan otras aspiraciones que muy poco tienen que ver con lo económico, sino con la posibilidad de hacer historia en un país en el que los cargos de relevancia han sido ocupados por hombres en gran mayoría de las veces. Afín al poder, es probablemente la ministra que más acompaña al Presidente en sus actividades.
Tras ser la primera mujer en ocupar el cargo de miembro titular del consejo directivo de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción, la primera ministra de la Corte Suprema de Justicia y la primera mujer que ejerció la presidencia de la CSJ, ¿qué mejor que plasmar su nombre en la historia de nuestro país como la primera mujer a ejercer la presidencia de la República?
En este escenario, poco importa que lo sea mediante la jugada armada por el presidente Horacio Cartes para poder convertirse en senador activo, en vez de vitalicio tal como prevé el artículo 189 de la Constitución Nacional.
A Pucheta tampoco le importó mucho el “qué dirán” al firmar la cuestionada resolución que avaló las candidaturas de los colorados Cartes, Nicanor Duarte Frutos y el exvicepresidente de la República Juan Afara. En aquel entonces, Cartes ya la le había elegido para sucederlo en el cargo, por lo cual todos esperaban que se apartara, pero no hubo tal inhibición.
De más está decir que huir a tiempo no es cobardía, pues a nadie escapa que el futuro presidente de la República ya anunció su intención de renovar la Corte Suprema de Justicia, y ante la inminencia de tener que elegir entre salir por la puerta trasera o salir por la puerta grande, no hay mucho que pensar.
rferre@abc.com.py