Magia de la mafia judicial produce ricos impunes

Hace un par de años, allá por noviembre del 2013, en titulares de diarios, canales de TV y radioemisoras diversas de Asunción y ciudades del interior del país, aparecieron como nuevos magnates nombres de fiscales, jueces y camaristas de Ciudad del Este.

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Según las crónicas de ese tiempo, después de ser sencillos dactilógrafos, disciplinados ujieres o modestos ordenanzas de oscuros juzgados y tribunales, los personajes denunciados se convirtieron en propietarios de mansiones hollywoodenses, dueños de millonarias cuentas bancarias y terratenientes con prósperas haciendas con ganado de alta genética.

Aquellos informes y revelaciones, que formaron parte de denuncias concretas formuladas por gremios de profesionales del derecho del Alto Paraná, generaron ruidosos y publicitados anuncios e “indignación” en esferas políticas, judiciales, legislativas y gubernamentales. Uno y más que otro jerarca del poder aprovechó la ocasión para divulgar su “indignación” y no faltaron quienes a gritos pidieron castigos o formularon promesas de grandes investigaciones.

Y fue así que de inmediato se anunció la formación de legiones de investigadores implacables con la misión expresa de llevar adelante puntillosas pesquisas para castigar a los dueños de esas presuntas fortunas malhabidas.

Pasaron los días, semanas, meses, años y los ricachones denunciados siguen sin ser molestados, para rabia y envidia de muchos.

Es que los magistrados magnates del Este son particularmente hábiles y, al parecer, cuentan con alguna fórmula secreta del enriquecimiento rápido que, por lo visto, genera una paralizante hipnosis en quienes tienen el deber de hurgar en los antecedentes de esas fortunas sospechosas.

Si en más de 700 días el Ministerio Público no investigó ni hizo nada, es probable que los adinerados jueces, fiscales y camaristas denunciados hayan utilizado su prestidigitación para demostrar ahora que sus cajas fuertes, castillos, mansiones y haciendas ya no le pertenecen porque fueron transferidos o vendidos. De esa forma, las terribles denuncias reales se convertirán en procesos fantasma con investigadores invisibles tal como lo busca y quiere la magia de la mafia judicial.

eruizdiaz@abc.com.py

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