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Diversas hipótesis, espectaculares y disparatadas, se tejieron en torno al caso convertido en un rompecabezas para los investigadores que hasta ayer no lograban entender cómo pudo llegar hasta una casa rural semejante cantidad de dinero.
Entre las presunciones desconfiadas surgió la teoría de que el descubrimiento habría formado parte de un gran teatro montado por actores encubiertos vinculados a miembros del poder interesados en distraer o generar confusión en la opinión pública ante la marea de escándalos políticos en el marco de un verdadero torneo de mentiras, engaños y fraudes con firmas falsificadas de vivos y muertos.
Otros que aseguraron “tener la precisa”, me dijeron que el descubrimiento fue posible gracias a una desinteligencia de los miembros de una banda transnacional dedicada a la compra y venta de este tipo de dinero para comercializar con naciones asiáticas que adquieren petróleo de Venezuela.
Según esa especie, altos funcionarios del gobierno de Camboya estaban detrás del cargamento encontrado en Salto del Guairá, listo para ser llevado a aquel país, vía Brasil, a fin de pagar con ello por el crudo que esa nación compra a los venezolanos, evitando así el uso del dólar por ser esta una moneda más cara. Pagando a Venezuela con su propia moneda se pueden ahorrar millones de dólares, me comentó el indiscreto.
Agregó que el descubrimiento también fue el resultado de una presunta disputa existente entre los camboyanos e interesados paraguayos deseosos de ganar comisiones por entregar esos billetes a operadores financieros locales.
Los letrados paraguayos supuestamente estaban operando para negociar y conseguir que parte de las toneladas del dinero encontrado pudiera ser utilizada en pago de una parte de la deuda de 287 millones de dólares que Petróleos Paraguayos (Petropar) mantiene con Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) por la compra del hidrocarburo a esa empresa caribeña en el 2004.
Tanto camboyanos como paraguayos podrían haber obtenido fácilmente enormes ganancias por la comercialización de miles de kilos de billetes, todavía válidos hasta este lunes 20 de febrero, según un último decreto oficial del presidente venezolano Nicolás Maduro.
El negocio falló y todo se echó a perder justamente en momentos en que las toneladas de dinero eran válidas y podrían haber formado parte de jugosas transacciones clandestinas en las que habrían estado como protagonistas exponentes vinculados al poder local de turno, insistió otro informante antes de agregar un trascendido.
Según esa última fresca versión, la aparición de los billetes coincidió con una investigación internacional llevada adelante por sabuesos de la CIA en la zona de Triple Frontera sobre actividades de presuntas organizaciones financieras vinculadas a grupos radicales árabes.
Estaban detrás de datos de supuestos movimientos y antecedentes de personas pertenecientes a entidades que sientan base en Oriente Medio y que cuentan con expresa prohibición de ingresar a EE.UU., explicó el murmurador.
La coincidencia de esa pesquisa con el hallazgo de los bolívares fue tan llamativa, lo que hace sospechar de la existencia de algún plan previo entre esos detectives encubiertos y los operadores que movilizaron la plata, reflexionó mi amigo lenguaraz.
Es probable que los oficialmente detenidos e imputados por el hallazgo sean meros chivos expiatorios o auténticos actores contratados para desviar las pesquisas, a fin de proteger o mantener impunes a los canallas que están detrás de este y otros negociado.
Corresponderá al Ministerio Público desentrañar ese misterio llevando adelante investigaciones con diligencias que permitan desenmascarar, imputar y encarcelar a los verdaderos maleantes de guante blanco.
eruizdiaz@abc.com.py