La víctima y los medios

Comencemos por el concepto de Víctima establecido por las Naciones Unidas: “A la persona que individualmente o colectivamente, ha sufrido daño incluyendo lesiones, sufrimiento emocional o perdidas económicas, físicas o mentales así como afectado gravemente sus derechos fundamentales o a través de actos o leyes que violen leyes criminales por miembros del Estado, incluyendo aquellas que prohiben el uso criminal del poder”.

Cargando...

Conforme esta declaración una persona puede ser considerada víctima, “así el perpetrador no sea identificado, aprehendido, perseguido o condenado y sin tener en cuenta si existe relación familiar entre el y la víctima…”.

La Víctima en el proceso penal no solo se ve desprotegida en la mayoría de los sistemas penales latinoamericanos, sino también se ve avasallada, en su integridad moral y denigrada, en especial los familiares de una Víctima (sea madre, padres, esposo, etc.) a través de los medios de comunicación, como cuando ocurren hechos de homicidio, violación u otros delitos que para la prensa sensacionalista es la oportunidad de aprovechar el morbo de nuestra sociedad consumista y colocarlos a disposición de todos.

Noticias como: “Mujer muerta en manos de su expareja, Violan a una niña de 3 tres años, Mata a su pareja y se suicida, la sometió sexualmente durante 10 años”, todos estos acontecimientos afectan directamente a la víctimas o los familiares de estos, violando todo derecho a la intimidad y respeto a la memoria en casos de personas fallecidas.

El lenguaje y el tratamiento de la imagen en el manejo periodístico generalmente muestran a los familiares o amigos de las víctimas desde el dolor, la carencia y minimización, desconociendo su condición de ciudadanos, que gozan de derechos, garantizados en leyes y convenios internacionales.

La muerte, el abuso sexual o el maltrato físico, son casos que a diario se publican en los medios de comunicación, provocando que sean vistos como actos naturales, desmovilizando a la sociedad para la exigibilidad y vigilancia de sus derechos.

La urgencia y la superficialidad al abordar estos casos, limitan el análisis, la investigación y la provocación para la reacción social, reflejado en el escaso seguimiento y sanción.

Las fotografías o imágenes se utilizan para despertar la lástima de las y los consumidores de medios.

La herida, el golpe, la mal formación y la mancha de sangre desde primeros planos y detalles. son elementos característicos del manejo visual de los medios de prensa en algunos países, en detrimento del respeto a los familiares de las víctimas o a las propias víctimas en algunos casos.

Los titulares de la prensa escrita y la influencia en la conciencia de la sociedad.

Los titulares en la prensa escrita son fundamentales, no solo porque destacan lo que es más importante, desde la perspectiva del medio, sino porque orientan el sentido que el lector debe dar al cuerpo de la noticia.

Más importantes aún porque la inmensa mayoría de los lectores se queda en los titulares y pies de fotos y unos pocos avanzan en su lectura al primer párrafo.

De ahí que lo que se diga, cómo se diga y lo que se deje de decir en un titular es un gran indicador de los niveles de calidad y ética periodística de un medio.

Por ello editores y periodistas éticos deben prestar mucha atención a estos aspectos de ese elemento fundamental del medio impreso en especial.

Con este criterio y con el propósito de llamar la atención física y emocional de la sociedad en general es trasgredida cuando las fotografías no usan recursos técnicos adecuados que protejan identidades o imágenes, tomando en consideración si queremos profundizar más que las fotografías que se exponen están siendo vistas por niño/as muchas veces violentado en condiciones denigrantes, defensivas o vergonzantes.

El lenguaje manipula conciencias y desvirtúa el contenido, más aún en nuestras sociedades latinoamericanas que culturalmente y académicamente no están preparada en la mayoría de los casos para asimilar los contenidos de los medios de prensa.

El papel del periodista es esencial. Los datos desnudos, aunque reales pueden no ser verdaderos. El profesional que contextualiza y jerarquiza la información, que consulta y evalúa fuentes realiza una misión imprescindible de control al poder en una sociedad libre.

Y constituye la figura más incómoda en los regímenes no democráticos, que todavía están peligro en muchos países nuestros por las ideologías predominantes.

En los últimos años el sensacionalismo se ha convertido en un reclamo habitual. Se ha generalizado el espectáculo en la información. Cualquier fórmula es válida para atraer audiencia, sin que preocupe la calidad o su aportación a la sociedad.

Y un programa de televisión desaparece en semanas si no recibe el beneplácito rápido de la audiencia.

El empresario de los medios busca resultados rápidos, no se marca como estrategia una inversión estable, a largo plazo. Olvida que la industria de la comunicación posee unas características particulares, no exentas de una especial responsabilidad, compatible con una meta financiera, legítima, de obtención de beneficios. Pero, con vocación y cualidades también nos enfrentamos a otro temido jinete, el tiempo.

Hay que ofrecer buena información, cuanto antes y de forma breve. La precariedad de medios y las plantillas son dificultades añadidas. Y en esa batalla, y con menos conciencia de la debida, podemos ofrecer un tratamiento equivocado e injusto, que equipare a víctima y agresor.

Los entendidos dicen ahí que se insista en un ingrediente fundamental para fortalecer la profesión del periodista: la “conciencia”.

No basta con aprender técnicas durante la etapa de formación universitaria, el periodista necesita una gran fuerza interior para enfrentarse a este oficio.

Es la única vía para respetar la dignidad, incluso, de un cadáver que se halla en la cuneta de una carretera, la intimidad de un familiar para formularle o no una pregunta en un momento de dolor, o la decisión de revelar una información que dañe el honor de una persona.

La visión que se ofrecen en varios medios de comunicación consigue confundir, herir y empobrecer a la sociedad. O todo lo contrario, el tratamiento de la noticia puede engrandecer al ser humano.

Los medios de comunicación han abandonado su misión de servicio, de informar, para situar por encima de todo el objetivo de ganar dinero o influencia. La reivindicación de un periodismo humano precisa el apoyo social.

El premio Pulitzer español Javier Bauluz ha creado en la web periodismohumano. Su objetivo es enfocar la realidad, contar la historia desde el punto de vista de los más débiles, las víctimas de todo tipo. Toda reflexión que invite a pensar es escasa. No solo a los profesionales de la información también a una sociedad que desarrolle su espíritu critico; que le ayude a cultivar el ejercicio de rechazar determinados tratamientos de la información.

Eso no impedirá que sigamos preguntándonos: ¿dónde está el límite entre información, espectáculo y dolor?, o ¿qué hacer con imágenes morbosas y testimonios deshonrosos? ¿Debería penalizarse a los medios que los publiquen? ¿La exposición continuada ante la opinión pública fomenta o frena los delitos?

El debate genera, sin duda, mayor sensibilidad de los profesionales de la información con las víctimas. Somos conscientes de la repercusión de los medios de comunicación en el ciudadano y, especialmente, de la responsabilidad que eso conlleva.

La autorregulación de los medios es clave. No se trata de una autocensura, sino de respetar unas normas para no dañar sin que altere el derecho del ciudadano a estar informado.

Conclusión

Los medios de comunicación cumplen un rol importante en la sociedad y en el especial muchas veces en la Justicia también, por ejemplo para una información adecuada, para darle voz a los que no tienen voz y que consigan lo que el derecho debe darle que es la Justicia, pero en especial en el Derecho Penal (es decir en hechos que competen al área de investigación como los delitos supramencionados) muchas veces por la información o el rating publican o comentan cualquier información por más que no sea cierta.

En mi experiencia como agente fiscal, muchas veces uno llega a una escena del crimen y encuentra a periodistas, sea de medios escritos, radiales o televisivos en busca de noticia, interfiriendo en las labores policiales e investigativas, en algunos casos hasta contaminando ese lugar tan precioso para una investigación donde se recolectan elementos claves para conocer la identidad del autor o autores de un hecho.

También en varias ocasiones colocando sus micrófonos y cámaras a la viuda, a la madre, al padre, a la hija, etc., de una persona muerta en forma violenta, revictimizándolos de nuevo como manifestamos más arriba, vulnerando todos sus derechos a la intimidad y lo que es peor, el dolor por la pérdida de ese ser tan querido.

Suelo hacer una pregunta a mis alumnos: ¿qué pensarían los grandes señores de los medios de comunicación o los periodistas si esa persona muerta fuera su padre, madre, hijo/a, esposo/a?, ¿será que actuarían igual o permitirían eso?

La sociedad está consumida por la morbosidad en sus diferentes aspectos y la educación es esencial para recuperar esos valores y que nosotros desde el ámbito de la justicia hagamos respetar esos momentos difíciles para las personas, pero necesitamos de una conciencia colectiva de los medios de comunicación o mejor dicho de sus dueños, con periodistas que reconozcan en las víctimas una persona que en ese momento está vulnerado psicológicamente y no tiene capacidad de poder soportar ese momento, debiendo tanto las policías como la Justicia tratar de evitar que por lo menos esos momentos iniciales no sea revictimizada para la media y el rating.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...