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Rubén Figueredo, hace 15 años habilitó un predio para su fundación que se dedica a la recolección de pilas, para su posterior reciclado, pero un buen día la fiscalía y la Secretaría del Ambiente (Seam), se dieron cuenta que el sitio de acopio no contaba con licencia ambiental y por eso se decidió iniciarle un proceso al ambientalista.
En octubre del año pasado Figueredo fue llevado a juicio oral y público, Un Tribunal de Sentencia integrado por Elsa García, Arnaldo Fleitas y Víctor Medina, por unanimidad encontraron culpable al acusado por procesamiento ilícito de desechos y lo condenaron a dos años de cárcel con suspensión de la pena.
Sin embargo la justicia (fiscales y jueces) solo se preocuparon por condenar a Figueredo, en ningún momento se tomaron la verdadera preocupación que era evitar que se siga dañando al ambiente y retirar las pilas del lugar donde, según dijeron, estaba causando un grave daño al ambiente.
En abril la Cámara de Apelación, primera sala, integrada por los camaristas Pedro Mayor Martínez, Gustavo Ocampos y Gustavo Santander, anularon la sentencia dictada el 20 de octubre.
La resolución del Tribunal de Apelación, 1ª sala, concluye que Rubén Figueredo no puede ser sancionado por acopiar pilas, porque dicha conducta no está específicamente establecida en la descripción consignada en la legislación que sirvió de base para su enjuiciamiento (Ley 294/93, Evaluación de impacto ambiental y su decreto reglamentario Nº 954/13).
En consecuencia se dispuso el reenvío de la causa para que un nuevo Tribunal juzgue el caso y salieron sorteados los magistrados Juan Carlos Zárate, Cynthia Lovera y Héctor Capurro, para entender en el caso y se fijó para el 3 de agosto el inicio del nuevo juicio.
Rubén Figueredo será juzgado por segunda vez, pero las pilas y demás residuos siguen en el mismo estado en que alarmó a la SEAM y a la Fiscalía.
La indignación colectiva de la gente no se hizo esperar por el hecho de la condena a Figueredo y lo más lamentable es que la Seam, la Fiscalía y hasta la Municipalidad de Asunción, apoyaron en su momento la labor que hacía el ambientalista hasta el punto de firmar convenios con su fundación, pero un día resultó ser que la labor de Figueredo era un grave delito.
victor.franco@abc.com.py