Guerra entre narcos desata ola de masacre en la frontera

Una guerra entre narcos que se disputan el control sobre el tráfico de estupefacientes, especialmente la cocaína en la frontera seca comprendida entre el departamento de Amambay y la localidad de Ponta Porã, Brasil, ha desatado una nueva ola de masacre en la región. Los sicarios a ambos bandos operan impunemente ante la inoperancia de las fuerzas de seguridad. En menos de tres días se registraron seis ejecuciones en Pedro Juan Caballero y Bella Vista Norte. Estos hechos obligaron al subcomandante de la Policía, Luis Alberto Mareco Torres, a trasladarse a la zona para intentar frenar la matanza.

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De acuerdo a los investigadores el robo o la desaparición de una carga cocaína registrado en la zona habría iniciado las agresiones entre bandos antagónicos de narcotraficantes. Este es él único dato con que cuentan los uniformados sobre el móvil de los sucesivos ataques registrados en Amambay y la vecina ciudad de Ponta Porã, Brasil. Pese a las investigaciones efectuadas por los uniformados nada más se pudo averiguar, nadie habla e impera “la ley del silencio” y cada asesinato queda como un hecho anecdótico, que pasa a engrosar la lista de fallecidos de la Policía.

Pese a ello, el comandante Críspulo Sotelo mantiene en sus cargo al jefe de Policía de Amambay, el comisario principal Enrique Darío Isasi Galeano, y al jefe de Orden de Walter Vázquez. En más de una oportunidad, el comisario Isasi fue denunciado por sus subalternos por hechos de amenaza y maltratos. Los oficiales también difundieron por la prensa local los exabruptos del jefe policial. Estos hechos colaboraron para bajar la moral del personal asignado a custodiar el departamento de Amambay y que finalmente campee la criminalidad en la región.

La primera víctima de los atentados fue un conocido pistolero de la zona, quien supuestamente estaría vinculado con una de las organizaciones criminales dedicadas al tráfico internacional de cocaína instaladas en Amambay.

Se trata de Álvaro González Cañete (55), alias Mbarakaja Hû. Este fue interceptado por matones al mediodía del lunes 18 de mayo pasado en pleno centro Pedro Juan Caballero, cuando estaba al mando de una camioneta, donde fue acribillado. Pese a las graves lesiones sufridas el maleante logró sobrevivir y fue derivado a un centro asistencial de la capital.

Al principio los investigadores sospecharon que el ataque contra “Mbarakaja” tenía alguna relación con el decomiso de 200 kilos de cocaína registrado en la ciudad de Capitán Bado, donde también se incautó una aeronave y fueron detenidos seis narcotraficantes, tres de ellos bolivianos y tres paraguayos.

Sin embargo, esta hipótesis rápidamente fue descartada, cuando al día siguiente un grupo de pistoleros rodearon y acribillaron al brasileño Adriano Cunha Dos Santos (34), quien estaba al mando de su camioneta aparcada en el estacionamiento del Shopping Planet Outlet de Pedro Juan Caballero.

Cunha Dos Santos residía en la ciudad de Dourados, Brasil, distante 100 kilómetros de la frontera. Tras concretar el crimen, los pistoleros a bordaron un vehículo y escaparon hacia el país vecino, según relataron los testigos.

Tras este ataque los agentes recibieron el dato sobre el robo de “mercadería” y que los afectados habían puesto precio sobre la cabeza de varios sospechosos en la región. El dato fue confirmado por los agentes en la tarde del 20 de mayo, cuando la Policía de Ponta Porã informó del asesinato a tiros del Denis Ayala de Lima, quien supuestamente integraba la lista de personas a ser eliminadas por la mafia, señalaron.

“El mayor problema con que nos encontramos en esta zona es el silencio de la gente y la falta de experiencia de los jefes policiales enviados desde la capital. Los vecinos te “sueltan” algunos datos solo después que ocurrieron los hechos y los jefes policiales maltratan y amenazan al personal ante cualquier caso”, aseguró un uniformado.

Tras estos dos ataques, los agentes ubicaron en pleno centro de la capital de Amambay uno de los aguantaderos de los sicarios, donde hallaron un arsenal compuesto por armas de fuego de largo y corto alcance con municiones, a más de uniformas de diferentes colores, botas y hasta sofisticados equipos de comunicación.

La casa intervenida estaba ubicada en la calle Natalicio Talavera entre Naciones Unidas y Alejo García, pleno centro de Pedro Juan Caballero, y era utilizada como guarida por un grupo de asesinos a sueldo que operan a las órdenes de las organizaciones criminales.

En el lugar no fue arrestado ningún sospechoso ya que supuestamente los ocupantes habrían sido alertados minutos antes sobre la intervención policial y lograron escapar. Este dato confirmaría la vinculación de algunos elementos de seguridad con el crimen organizado en aquella zona del país.

Ineficiencia

Debido a la incapacidad del comisario Enrique Isasi y de su camarada Walter Vázquez para dirigir cualquier operativo para acabar con la guerra ente grupos antagónicos de narcotraficantes, el propio subcomandante de la Policía, comisario principal Luis Alberto Mareco Torres, fue enviado a la zona junto con un grupo de investigadores de la capital.

Sin embargo, los aparatosos procedimientos implementados en la zona con apoyo de helicópteros y vehículos todoterreno tampoco dieron resultados.

Aumenta índice de inseguridad

“Los constates asesinatos registrados en el departamento de Amamaby influyen directamente para que nuestro país registre un alto índice de inseguridad en la región. Pese a que bajaron las estadísticas de secuestros, robos y asaltos a establecimientos comerciales, la lista de homicidios por encargo y por cuestiones de venganza por narcotráfico sigue siendo muy elevada”, explicaron voceros de la Comandancia.

Por año se registran más 100 casos de ejecuciones en la ciudad de Pedro Juan Caballero, mientras que en otras localidades la cantidad de homicidios no alcanzan ni a cinco en el mismo periodo de tiempo, según los datos estadísticos.

“Por esta razón es muy importante que los organismos de seguridad elaboren planes a corto plazo para erradicar las organizaciones criminales afincadas en la zona. Más ahora que muchos de los jefes narcos buscan blindar sus actividades con postulaciones a cargos políticos en varias ciudades de los departamentos de Amambay, Canindeyú y San Pedro”, señalaron los investigadores. Precisamente, por el gran poder que ejercen estos grupos mafiosos sobre las autoridades en las zonas fronterizas, todos los asesinatos registrados en los últimos meses quedaron impunes, ya que ninguno de los responsables fueron detenidos, explicaron.

brlopez@abc.com.py

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