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Sí, es cierto que no es la primera organización de juristas en el país, hubo otras desde casi el inicio del siglo, pero lastimosamente no perduraron mucho.
Sus inicios
En 1942, al crearse el Colegio de Abogados del Paraguay, el mundo se hallaba en medio de la 2ª Guerra Mundial (1939/45), es decir, la confrontación entre el fascismo y las democracias occidentales, a los que había que agregar la Unión Soviética.
En el Paraguay, el entonces presidente Higinio Morínigo (1940-1948), gobernaba sin parlamento (entonces Cámara de Representantes), con un Poder Judicial sumiso. Ese mismo año, 1942, se canceló la personería Jurídica del Partido Liberal.
Pero la Universidad Nacional resistía como alta casa de estudios, y de entre sus facultades sobresalía la de Derecho, entonces un centro de formación e investigación.
Puede considerarse pues, que la creación del Colegio era una ejecución del deseo que tenía la sociedad de buscar mayores libertades. Su primer presidente fue el Dr. Juan Ramón Chaves, penalista y político, con apenas 4 décadas de vida. La directiva la formaban ilustres representantes de ese hacer profesional.
Sus primeros años
Los primeros años pasaron por el aciago de 1947, tiempo en que sobreviene la guerra civil, que tanto dividió (y aún divide) a la sociedad, pues se estableció un país donde había vencedores y vencidos por las armas y no por las ideas.
Los primeros 15 años tuvieron algunos momentos de apoyo indirecto de la Corte Suprema de Justicia, a través de algunos de los presidentes de la alta institución judicial de entonces: Juan Manuel Frutos, Humberto Zarza, por ejemplo, que buscaban despolitizar ese Poder del Estado y seleccionar a los ingresantes a él.
El Colegio durante el stronismo
Durante el gobierno del general Alfredo Stroessner (1954 - 1989), el Colegio tuvo momentos más difíciles y porque no, su punto más alto.
Mientras la Corte Suprema se iba partidizando rápidamente, el Colegio asumió un rol de protesta en contra de las leyes liberticidas emergidas en ese tiempo (que fueron muchas), defendiendo a colegas que eran apresados por causas políticas. El Colegio instó a través de avisos pagos, a que otros colegas asuman gratuitamente la defensa de los abogados detenidos.
El Colegio durante varios años hizo que los profesionales socios de él adhirieran una estampilla a sus escritos e informes para mejorar el nivel de ingresos de la entidad y adquirir su local propio.
En 1965, el Colegio de Abogados realizó un hermoso homenaje al Dr. Luis de Gásperi, tal vez el mayor jurista que tuvo el Paraguay, al entregar este a la Comisión Nacional de Codificación, su anteproyecto de Código Civil, que hoy, con enmiendas rige en nuestro país. Es sin duda la labor jurídica más grande hecha por un abogado en nuestra República, y para más a título gratuito.
Al discutir el tema controversial sobre los Saltos del Guairá (1965 – 1968), el Colegio de Abogados trató con éxito ese tema en lo jurídico. En 1953, un ilustre colega injustamente olvidado, el Dr. Raimundo Paniagua, entregó a la agremiación su Código de Ética, que desde entonces nos rige pero que debe ser socializado y actualizado. Tal vez en esa época aciaga, resalta la figura del Dr. Oscar Paciello (padre), quien dotado de una rica formación filosófica y jurídica, siendo presidente del gremio convoca un Congreso de Colegios de Abogados, con gran suceso. Se buscaba que el Colegio (y afines a él), y los otros colegios regionales, operaran con mayor presión libertaria y servicial.
¡La democracia!
Ocurrido el cambio político, el Colegio ha venido teniendo buenos presidentes: Rodolfo Irún Alamanni, Amparo de Paciello, Oscar Paciello (hijo), Julio Jiménez Balbiani, Manuel Riera, Enrique Bacchetta, entre otros, quienes hicieron lo que pudieron para rebrotar el tiempo anterior, pues el bajo número de abogados asociados, le impide al mismo asumir responsabilidades gremiales, y desde luego, le resta fuerza representativa.
Un homenaje
Rememoro con nueva emoción a conocidos abogados que ejercieron su presidencia, tales como Mario Estigarribia, Federico Callizo Nicora, José Félix Fernández Estigarribia, entre otros que la memoria me impide recordar, quienes entre los años 60/70 realizaron una importante labor por la justicia y la sociedad.
El actual Colegio de Abogados
El Colegio de Abogados del Paraguay, cuyos miembros directivos son: Presidente RUBÉN ANTONIO GALEANO DUARTE; miembros titulares: ÓSCAR PACIELLO SAMANIEGO, JUAN FULGENCIO DUARTE BURRÓ, GUILLERMO SPIESS, MARÍA ÁNGELA DUARTE, MANUEL RIERA DOMÍNGUEZ, ROBERTO ROJAS GONZÁLEZ, MARÍA GLORIA TRIGUIS, ARTURO DANIEL, PRESCILIANO ALBERTO SANDOVAL, MARÍA SILVIA ACHA MÉNDEZ, ROBERTO MONTE DOMECQ, SONIA VON LEPPEL, ROBERTO MARCIAL GONZÁLEZ VILLANUEVA, ZUNILDA BENAVENTE FERREIRA, tiene una conformación muy interesante. Sus miembros son en general jóvenes y ejerciendo la profesión, conocen también lo que es vivir de la misma, en el estudio del derecho como ciencia y buscando crecer en lo social.
La colegiación obligatoria de los profesionales
Como se sabe, ser abogado es una profesión liberal y un compromiso cultural y social. El Colegio de Abogados debe obtener vencer la apatía de los abogados egresados mayormente de las universidades del montón, que solo busquen lanzarse a la agremiación. Deben ser conscientes del concepto de lo que significa ser Abogado.
La colegiación obligatoria, bajo el socorrido pretexto de ser inconstitucional tiene la necesidad de imponerse como necesidad básica para conseguir que una de las ciencias más sociales pueda volverse obligatoria a través de la colegiación. Con ella el Colegio dará protección a los que ejercen esa profesión. Actuar también en defensa de la libertad profesional, altamente coaccionada por la política y los intereses económicos. Ello incidirá por lo menos en : a) mejorar el estudio del derecho; b) premiar y estimular los estudios; c) mejorar en biblioteca, congresos nacionales e internacionales, revistas judiciales, d) seguro jurídico y fondo jubilatorio, entre otros y e) tener peso en la sociedad para proteger el derecho y las libertades en todos sus ámbitos.
Con ello la agremiación tendría su debido peso, y los abogados la brillante opción de ejercer, escribir, enseñar y tomar al derecho, como vida y ciencia.
*Abogado e Historiador