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Sánchez había sido nombrado en octubre pasado por sus colegas consejeros, entre ellos Riera, como director de la Escuela Judicial, tras vencer su mandato en el Consejo de la Magistratura, donde llegó a ocupar la presidencia.
El enojo de Sánchez se inició cuando, a fines del pasado año, durante un encuentro, en el que pidió el apoyo de Riera a la gestión, se encontró con la sorpresa de que el actual presidente del Consejo respondió que se comprometía a apoyar en todo a Escuela y que para el efecto se nombró a una sicopedagoga en esa institución.
Luego supo que otro de los nombrados como funcionario de la Escuela Judicial, sin que se lo consultara, fue el exvicepresidente del Consejo José María Cabral. Evidenció que Riera metía gente de su confianza, a su espalda.
Posteriormente, conoció que se estaba preparando una nueva malla curricular, proyecto para el cual no fue invitado.
La gota que colmó el vaso fue cuando supo que, durante la feria judicial, Riera había ofrecido al Dr. Juan Carlos Mendonca que ocupe la dirección ejecutiva de la Escuela Judicial, en reemplazo de Sánchez.
Mendonca respondió que asumiría esa función solo si Sánchez renunciaba a su cargo.
Sánchez se retiró más disgustado aún de la Escuela Judicial porque le llamó Riera y le dijo que todos los consejeros, a excepción de Juan Ramón Bueno Jara, pidieron su cabeza.