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Para eludir el pago de algunas obligaciones, Cabrera trasladó gran parte de sus bienes a nombre de la sociedad anónima denominada San Agustín y puso como testaferros de la Sociedad Anónima a varias personas de su confianza, entre ellos su hija Elvira Cabrera y su amigo Lidio Oviedo (padre del senador Jorge Oviedo Matto), María Rosalía García, Fulvia Almada (su exsecretaria).
Según fuentes cercanas a la investigación, es improbable que el papá de Oviedo Matto pueda justificar el origen de su dinero, pues la Sociedad San Agustín es propietaria de inmuebles que superan los 100 millones de dólares.
Existen contradocumentos que probarían que el papá de Oviedo Matto sería uno de los testaferros y esos papeles tendría Elvira Cabrera Alonso, hija de Carmelo.
Carmelo Cabrera fue declarado en quiebra, por una deuda que tenía con el abogado Raúl Brewer, y este denunció que en realidad todos los bienes de la Sociedad Anónima son de Cabrera y que él simuló la transferencia de dichos inmuebles, a los efectos de no pagar la deuda.
La sindicatura de quiebras demandó a la Sociedad San Agustín por simulación, y fue en esa demanda que el juez de Primera Instancia del Segundo Turno, Silvino Delvalle, ordenó la medida cautelar de no innovar y contratar, medida que hasta la fecha sigue vigente.
Este caso, la fiscalía debe investigar a fondo porque así se podrían sacar a luz muchísimas irregularidades, entre ellas la reimpresión de las acciones de la SA, que fue solicitada por el abogado de Oviedo Matto, Marcial Bordas.