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Cuando era fiscal, Arnaldo Giuzzio en incontables ocasiones trató de delincuentes a los ministros Miguel Óscar Bajac y Sindulfo Blanco; a este último, incluso trató de involucrarlo, sin tener evidencias suficientes, en una causa penal abierta a un funcionario judicial por cohecho pasivo.
Ahora, es uno de los que anunciaron que se opondrá al juicio político y, ciertamente, como senador tiene la posibilidad de votar en ese sentido. Después de todo, se trata “de una cuestión política”.
La gente tiene derecho a cambiar, pero no me digan que la política no es una verdadera mierda, que puede cambiar hasta a quien fungió de “JUSTICIERO” en el pasado, salvo que nos haya venido mintiendo en todo este tiempo sobre sus reales intensiones.
Espero que Arnaldo reaccione a tiempo y que no sea absorbido por los mezquinos intereses del entorno en el que hoy se desenvuelve, aunque algunos han justificado a los ministros de la Corte, alegando que el entorno es el que ha hecho sucumbir a varios de ellos que se han separado de los ideales y principios que inicialmente profesaban y defendían.
Una fundamentación casi filosófica que se aproxima a Ortega y Gasset, pero que no convence a nadie.
Si algún ministro incurrió en mal desempeño de funciones o cometió delitos, el único camino es el juicio político y la remoción del cargo.
Para colmo, los senadores que rechazan el juicio político son quienes darán su acuerdo para que el Ejecutivo pueda nombrar a los futuros integrantes de la Corte Suprema de Justicia.
Es decir, si no están conformes con el candidato designado por Horacio Cartes, no deben darle el acuerdo y ese es el sistema que nuestra Constitución establece y que no puede ser modificado sino por una reforma constitucional.
Estoy cansado de que nos mientan y se burlen descaradamente de todos nosotros.
La inamovilidad de los magistrados judiciales es necesaria, precisamente para evitar la injerencia de los parlamentarios en el Poder Judicial.
Pero una cosa es la inamovilidad y otra muy distinta es permitir la impunidad de quienes han cumplido deficientemente sus funciones y esta consideración no la limito a los ministros acusados, sino la hago extensiva a todos los integrantes del Poder Judicial, del Ministerio Público y a los funcionarios públicos en general, incluyendo a los integrantes de ambas Cámaras del Congreso!!
Y lo digo con todo el respeto del mundo, porque solo así dejaremos de ser un país en joda.
La sesión extraordinaria de Diputados sobre el juicio político
En la sesión extraordinaria, los diputados debían analizar si existían causales para enjuiciar y remover a uno o a todos los ministros de la Corte.
Las largas disquisiciones de algunos diputados para oponerse al juicio político fueron absolutamente extrañas a esa cuestión fundamental. Alegaron que no se respetó a los diputados, que la decisión fue tomada en acuerdos de cúpulas partidarias, que el presidente Cartes y Blas Llano pretendían tener a sus propios ministros, que no estaban de acuerdo con mantener el sistema de “cupos”, que se debía respetar la inamovilidad judicial, etc.
Pero todos esos argumentos nada tenían que ver con el verdadero y único examen que debían realizar.
Tanto es así, que largas argumentaciones se refirieron a aspectos que ni siquiera estaban incluidos en el dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales.
Evidentemente, solo estaban aprovechando la sesión para medir sus propias fuerzas políticas, desacreditando a sus eventuales futuros contrincantes, con miras a los próximos eventos electorales.
La votación que determinó iniciar el juicio político tuvo un olor nauseabundo por culpa de algunos atorrantes y esta vez, la culpa no la tuvo la Corte Suprema de Justicia.
*Ex fiscal general del Estado. Abogado en el ejercicio de la profesión.