El Centro Educativo de Itauguá registra seguidilla de fugas

Tres fugas en nueve meses es el registro que ostenta el Centro Educativo de Itauguá. En estos escapes lograron salir del reclusorio 55 menores, de los cuales 45 fueron recapturados, mientras que 10 siguen con paradero desconocido. En todos los casos, los internos atropellaron la guardia del reclusorio y aprovecharon que los funcionarios no cuentan con armas de fuego para poder ganar la calle. Pese a que los motines se repiten cíclicamente, no se han tomado las medidas para tratar de frenar los escapes. De a poco, el sitio se está volviendo un lugar muy vulnerable y de fácil escape.

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¿Por qué es tan fácil huir del Centro Educativo de Itauguá? La respuesta es sencilla: los guardias perimetrales del sitio no portan armas de fuego. Por ser un lugar de rehabilitación de menores, los custodios no llevan armas, y este punto es bien aprovechado por los internos, quienes en todas las ocasiones consiguen estoques, cuchillos y otros objetos cortantes, para lograr reducir a los guardias y ganar la calle.

La primera fuga se dio en marzo; en esa ocasión diez menores atropellaron el portón principal: casi todos tenían armas blancas, y para abrirse paso hirieron a un guardiacárcel. El improvisado escape no tuvo éxito, ya que todos, tras ganar la calle, comenzaron a correr hacía diferentes sitios.

Tras darse la alarma de fuga, agentes policiales de diferentes comisarias del departamento Central se unieron para hacer un rastrillaje en la zona, y se logró detener en cuestión de horas a nueve de los menores evadidos.

El segundo escape se dio el 17 de agosto pasado. Una vez más, los presos se aprovecharon de que sus custodios no portan armas y se volvió a atropellar la guardia y huyeron 42 internos, pero la forma desorganizada en la que hacen estos escapes siempre conspira contra los adolescentes; y esta vez 20 menores ya fueron detenidos por los agentes antes de que lograran ganar la calle. Otros 22, sin embargo, sí completaron la fuga.

Con el correr de los días comenzaron a detener a los menores, y algunos incluso fueron devueltos al Centro Educativo por sus propios padres. Al final, fueron recapturados otros 14 menores.

La última fuga se dio el pasado 10 de setiembre, cuando tres menores –una vez más aprovechando el relajo de los guardias, por ser un día de visitas– atropellaron la entrada principal del lugar y se evadieron.

Dos fueron ubicados y capturados; sin embargo, hasta la fecha el último de los fugados sigue con paradero desconocido. El hacinamiento es uno de los puntos que siempre conspira para que los menores traten de huir.

Muchas fugas

Llama la atención la enorme facilidad con que los menores infractores logran escapar del Centro Educativo de Itauguá; sobre todo, lo que es insólito es que todas las veces que se fugaron los internos lo hicieron de la misma manera: atropellando la guardia e hiriendo a los custodios que están desarmados.

Deberían las autoridades penitenciarias ir tratando de rever esa medida de tener guardias desarmados.

El Centro Educativo de Itauguá es un predio bastante amplio y el cerco perimetral que tiene es bien elevado, por lo que es casi imposible que los menores traten de escapar por ese sitio, pero la guardia, que debería ser el punto de mayor resguardo, en este caso es el lado más vulnerable.

El récord nada deseado de tres fugas en nueve meses y 55 evadidos no le da una buena referencia a un Centro Educativo que alberga a casi 200 menores.

victor.franco@abc.com.py

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