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La abogada y funcionaria del Poder Judicial María Verónica Antonella Gariazú Escobar, de 29 años, fue encontrada muerta a las 07:30 de 11 de octubre de 2014, dentro de un automóvil Nissan Sunny con chapa BLP 826. El vehículo estaba estacionado frente a su casa situada al costado del club Rubio Ñu, en el límite entre las compañías Maramburé y Yukyry de Luque.
El cuerpo estaba recostado sobre el asiento del conductor y presentaba hematomas a la altura del cuello, circunstancia que no descartó a los investigadores de que la infortunada pudo haber sido estrangulada.
Luego de la inspección a cargo del forense del Ministerio Público, Héctor Meza, se confirmó que la víctima acusó tres impactos de bala: una en la cabeza, otra en el cuello y la tercera en el lado derecho de en las costillas, lado derecho.
Primeros detenidos
En el marco de las pesquisas, la Policía demoró para averiguaciones a Diego Armando Coronel, propietario del automóvil Nissan Sunny y actual pareja de la funcionaria asesinada. También fue arrestado el exmarido, Marcelo David Espínola Gayoso. Ambos fueron sometidos a la prueba de nitritos y nitratos para determinar si efectuaron disparos de arma de fuego en las últimas horas.
Posteriormente y con el transcurrir de las investigaciones, se demostró que ninguno de ellos tuvo implicancia en el asesinato de la abogada.
Aclaración del crimen
La investigación a cargo inicialmente de la fiscala Zully Figueredo, agentes policiales de Homicidios y de otras unidades siguió su curso hasta que el análisis de cruces de llamadas por celular los guió hasta una compañera de trabajo de la víctima en el estudio jurídico de Rodrigo Blanco: la abogada Ninfa Morales.
La letrada admitió que Verónica Gariazú estuvo en su casa la siesta del 10 de octubre y que mantuvieron contactos telefónicos hasta las 16:00 para organizar una reunión. También declaró que acudió al velatorio de su amiga el sábado y que luego se presentó en la sede de Investigación de Delitos para ponerse a disposición de la Policía.
Pero la pesquisa tuvo su inesperado giro el 21 de octubre, con la detención del guardia de seguridad Juan Carlos Vergara Pérez, tras una serie de allanamientos efectuados en los barrios Lapachal II y Julio Correa de la ciudad de Luque.
El custodio confesó su participación como cómplice y sindicó directamente a Morales como la autora material del asesinato. Declaró también que hace un mes vendió a la abogada el revólver calibre 32 que finalmente utilizó para la consumación del asesinato.
Añadió que, a pedido de la abogada, arrojó el bolso de la víctima, con el arma homicida y el celular, en la letrina común de una vivienda deshabitada ubicada en la esquina de las calles La Palmera y Juan de Mena del barrio Lapachal I de Luque.
Trasfondo pasional
La investigación, encabezada después por la fiscala María Luján Estigarribia y basada en el testimonio de varios allegados hizo que la causal comenzara a apuntar a que había un posible trasfondo pasional detrás del asesinato de María Verónica Gariazú. Varios testigos indicaron que Ninfa Morales pretendía sentimentalmente a la víctima desde hace tiempo.
Una vez reunidas todas las evidencias, se inició un juicio oral y público el 8 de junio de este año y el 4 de julio el Tribunal de Sentencia conformado por los jueces Liliana Flores Negri, Hugo Villasanti y Alicia Orrego, condenó Ninfa Morales a 22 años de prisión, tras probarse su autoría en el homicidio de la funcionaria judicial.
“Quedó demostrado que Ninfa Morales pretendía a Verónica Gariazú. La víctima obtenía ventajas de la relación, ya que Ninfa la consentía en todo momento”, reiteró el Tribunal.
El guardia Juan Carlos Vergara Pérez, por su parte fue sentenciado a una pena de 2 años y 11 meses por frustración a la persecución y ejecución penal, por haber arrojado el arma de fuego utilizado en el crimen y los objetos personales de la víctima, a una letrina.
cazenave@abc.com.py