Crimen con dura pena que deja aún interrogantes

El 11 de octubre del 2014, a las 7:30, encontraron muerta a María Verónica Gariazu (29) en el vehículo de su pareja Diego Coronel. El automóvil estaba al costado del club Rubio Ñu de Luque, en la compañía Yka’a, desde el día anterior. La autora fue condenada a 22 años de cárcel.

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La joven se desempeñaba por la mañana como funcionaria judicial en el Juzgado de Primera Instancia de Luque en el área de Recursos Humanos y a la tarde como secretaria privada del concejal Rodrigo Blanco, en su despacho, ubicado en Luque.

La mujer fue encontrada con tres heridas de bala. Un impacto tenía a la altura de las costillas, otro en la cabeza y el tercero detrás de la oreja, todos en el lado derecho. El informe forense determinó como causa de la muerte traumatismo de cráneo encefálico por herida de arma de fuego. “Vero”, como la llamaban, había salido por última vez de la oficina del edil Rodrigo Blanco el viernes 10 luego de las 15:00, un día antes de ser hallada muerta. También presentaba hematomas sobre el seno izquierdo y en el cuello.

Las investigaciones demostraron que Ninfa Morales fue la última persona con quien habló Gariazu.

Ese fatídico día vecinos del barrio San Carlos manifestaron que vieron llegar un auto color dorado cerca de las 16:00, presumiblemente con tres personas a bordo. El rodado quedó estacionado al costado de la cancha del club Rubio Ñu de esta localidad. El lugar, en aquel entonces, era poco transitado y más conocido como “villa cariño”, motivo por el cual restaron importancia a la presencia del automóvil,.

Muy temprano el sábado Ever Villalba, uno de los pobladores, divisó el mismo vehículo que había ingresado un día antes en la zona. Se acercó y observó a una sola persona en el interior, fue entonces cuando alertó a las autoridades policiales, quienes constataron el fatídico hecho. Diego Coronel, pareja de la víctima y otros familiares, la identificaron.

En las primeras averiguaciones fueron demorados Coronel, propietario del automóvil, y el exmarido, Marcelo David Espínola, pero nada había contra ellos. Una de las presunciones ya apuntaba a una mujer como responsable del homicidio doloso, a juzgar por el resultado de las primeras investigaciones, basado en el cruce de llamadas de celulares y mensajes de texto.

Desde un principio se sospechaba de un trasfondo pasional, motivo sostenido por el Ministerio Público hasta el día del juicio. Varios testigos indicaron que Ninfa Morales, amiga de la víctima, pretendía sentimentalmente a Verónica Gariazu desde hace tiempo.

Una segunda presunción surge de algunos allegados de Verónica, quienes dijeron que se trataba de una “quema de archivo”, ya que la misma era secretaria privada de Rodrigo Blanco, hijo del ministro de la Corte Sindulfo Blanco, y podría haber manejado datos muy “sensibles” que podrían comprometer a su jefe y a otros políticos “poderosos”. Según declaraciones, Gariazu manejaba “la vida” del entonces candidato a la concejalía por la Junta Municipal de Luque.

Durante la declaración del perito de imágenes en el juicio el tribunal de sentencia y todos los presentes quedaron sorprendidos por la “última” fotografía captada por la cámara, propiedad de Rodrigo Blanco, que fue utilizada por la víctima para todos los eventos políticos del líder liberal.

La imagen capturada describía la copa de un árbol y parte del cielo del lugar del hecho. La fecha registrada en la máquina fotográfica era del 10 de octubre, día en que Gariazu fue asesinada, y la hora de la toma fue las 18:04, presumiblemente, posterior a la muerte de la víctima. El perito indicó que datos como fecha y hora eran imposible de ser alterados.

El día en que encontraron el cuerpo de Verónica los agentes intervinientes se percataron de la existencia de la cámara debajo del vehículo utilizado por Verónica. Consultada la fiscal María Luján Estigarribia al respecto, había mencionado que, debido a la sensibilidad y la versión de la cámara, esta pudo haberse disparado sola al caer al suelo desde el automóvil, según lo explicado por el perito.

Argumentos del tribunal

La jueza Liliana Flores mencionó al argumentar la sentencia que quedó demostrado que Ninfa Morales pretendía a Verónica Gariazu y que la víctima, aprovechándose de esta situación, obtenía beneficios materiales y económicos.

Una de las pruebas que confirmaron esta relación, fueron los “mensajes amorosos” de Ninfa a Verónica, recuperados del teléfono celular de Morales, que habían sido borrados.

Entre los fundamentos de la condena presentados por el tribunal de sentencia, citaron que Ninfa Morales actuó por la “rabia” y la “frustración” que le producían varias circunstancias relacionadas a María Verónica Gariazu, como por ejemplo su pretensión amorosa de tener una relación con la misma, además de “compartirla” no solamente con su pareja sentimental en aquel entonces, sino también con su jefe, el concejal Rodrigo Blanco, con quien aparentemente sostenía un romance.

También otro de los motivos que llevó a Morales a cometer el hecho, fue la envidia ante el puesto privilegiado ocupado por Verónica, quien era mano derecha de Rodrigo Blanco.

El tribunal quedó convencido de que Ninfa Morales fue la autora del asesinato de la funcionaria judicial, ya que todas las pruebas la conducen hasta el lugar donde fue encontrada la víctima y calificó de “absurda, ilógica y sin sentido” las declaraciones brindadas por la condenada, ante la comprobación de que la misma mintió en su relato. 

Quedó demostrado que Morales planeó y preparó el escenario, con tiempo, y que su único fin era “rematar” a Verónica, concluyeron los jueces.

El tribunal de sentencia estuvo compuesto por Liliana Flores Negri (presidenta), Hugo Villasanti y Alicia Orrego.

gladys.villalba@abc.com.py

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