Cargando...
El compareciente declaró que hace cinco años es agente policial y que hacía un año está en el Grupo Especial de Operaciones.
Refirió que hacía cuatro años aproximadamente realiza trabajo de desalojo o de identificación de personas en casos de invasión de inmuebles,
Pero en esta ocasión fue distinta la situación. “Nunca tuve un enfrentamiento de este tipo, ellos estaban fuertemente armados y estratégicamente ubicados, inclusive el lugar hasta donde estaban era preparado para la emboscada además la forma en que nos atacaban era sincronizada”, manifestó.
Luego profundizó: “Durante el enfrentamiento pude observar que cuando uno de los supuestos campesinos efectuaba un disparo se agachaba y otro se levantaba y disparaba, en todo momento era así sincronizado, además se cubrían en posición triangular, tampoco había niños ni mujeres entre ellos, eran solamente hombres”.
Recordó que antes del procedimiento en Campos Morombí (Marina Cue), el subcomisario Erven Lovera, jefe del Grupo de Especial de Operaciones, les señalaron que no se utilizaría fuerza letal. “En caso de extrema necesitad utilizaríamos armas de fuego, debíamos mantener la calma”.
Refirió que cuando llegaron hasta el epicentro de la invasión fueron recibidos por cinco personas que se cubrían con pasamontañas, tapabocas y carapintadas, todos fuertemente armados.
A ese grupo lo rodeaban otros dos bloques de cinco personas cada uno. Todos tenían armas larga apuntando hacia los policías.
Indicó que cuando los incidentes se iniciaron luego que hirieron de muerte a Lovera, se tiró al piso, ya que no tenía armas.
“En marcha rastrante conseguí llegar hasta el jefe Lovera como para auxiliarlo, pero solamente le escuché decir: “Fuerza los muchachos, napenamo’ãi (no van a morir), después miró hacia el cielo y no dio más signos de vida”, refirió.
“La balacera era intensa, por lo que tomé las armas de mis compañeros para utilizar y tratar de repeler el ataque del que éramos víctimas, pero al más mínimo movimiento que hacíamos ellos respondieron con ráfagas de balas, fue así que al tratar de levantar, una de las balas impactó en mi casco”, relató.
Siguió diciendo: “Era tanta la fuerza de la bala que logró sacarme de la cabeza el casco, motivo que me hizo presumir que la bala no era un rifle común, sino de una metralleta FAL, ellos estaban muy fuertemente armados”, enfatizó.
“El enfrentamiento duró aproximadamente 20 minutos, luego se fue calmando, pero igual había ráfaga de balas. Una hora estuvimos en esa situación hasta que conseguimos levantarnos y les auxiliamos a los compañeros heridos hacia las patrulleras y ambulancia”, recordó.
El caso de los liberados
Debido a que no existen pruebas contra dos personas detenidas por la masacre de Curuguaty, se dispuso la libertad de las mismas.
Se trata de Miguel Ángel Correa y Marcelo Trinidad, quienes fueron liberados por el juez de garantías José Benítez, con el aval del fiscal Jalil Rachid. También organizaciones de derechos humanos reclamaron la libertad de ambos.
El informe policial señalaba que Trinidad y Correa cayeron detenidos en el lugar del enfrentamiento, donde fueron ajusticiados 11 campesinos y 6 policías.
Sin embargo, funcionarios de la fiscalía testificaron que las dos personas fueron capturadas por la Policía en el predio del hospital de Curuguaty.
A pesar de todo eso el juez Benítez se opuso a la liberación de las dos personas.
Los afectados mencionaron que fueron maltratados y amenazados por efectivos policiales. Hay 12 detenidos y 54 con órdenes de captura.
En el caso de Correa Franco la fiscalía recibió varias declaraciones en las que se señalan que el pasado 15 de junio entre las 8 y las 10 horas estuvo reunido con un grupo de personas del comité Agricultor en la colonia San Luis, ex Ka’i Kue.
María González Maradiaga declaró ante la fiscalía que Correa, en su calidad de técnico agropecuario ofreció una charla a los pobladores.
Aclaró que Correa trabajaba de lunes a viernes con los pobladores.
Destitución de Lugo
La masacre de Curuguaty derivó primero en la forzada renuncia del entonces ministro del Interior Carlos Filizzola y la salida del comandante Paulino Rojas.
Rubén Candia Amarilla, ex fiscal general del Estado, asumió la cartera del Interior y como comandante subió Arnaldo Sanabria.
Pero esto, antes que descomprimir la situación aceleró aún más el juicio político de Fernando Lugo.
Finalmente, ocho días después de la masacre de Curuguaty, Lugo fue removido del cargo.
Ante esta situación Candia Amarilla renunció y Sanabria quedó en una situación inusual: la de quedar a disposición de la comandancia a dos años del pase a retiro.
El actual ministro del Interior es Carmelo Caballero y el comandante, el Crio Gral. Aldo Pastore.
Le salvó el chaleco antibalas
Otro de los policías testimonió que el chaleco antibalas le salvó la vida. Se trata del suboficial mayor César Medina, personal instructor del Grupo Especial de Operaciones (GEO).
En su declaración refirió que durante el conflicto no sintió nada. Tenía puesto un chaleco táctico con doble capa de protección antibalas, además tenía casco balístico.
Cuando cesó el fuego le preguntaron cómo estaba, y respondió que sentía dolores muy fuertes en la zona del cuello y de la espalda.
“Me llevaron al hospital distrital y luego me trasladaron hasta el Sanatorio Internacional donde me diagnosticaron una lesión en la columna cervical y golpes en la zona lado derecho del pulmón”.
Luego relató el momento más crítico. “En un corto lapso de tiempo cayeron heridos varios hombres de nuestro grupo, ahí escuché el grito del oficial primero Thomen que me dijo que pase hacia mi derecha, yo lo hice a rastras, pasé hacia ese sector y me dijo que mire hacia el pirizal lado derecho, que desde allí nos estaban disparando, me parapeté (ocultarse cuerpo a tierra) en una especie de canaleta o lugar más bajo, momento donde pude observar a dos hombres disparándonos en forma alternada, uno se bajaba y otro se subía, así sucesivamente”.
Añadió: “Nosotros comenzamos a disparar hacia las amenazas para cubrir a otros compañeros para ser auxiliados, sin embargo los disparos venían desde diferentes partes donde había más personas que no logramos divisarles porque se encontraban escondidas entre los pastizales, luego nos quedamos sin cartuchos y nos quedamos cuerpo a tierra durante cuarenta y cinco minutos hasta que el fuego cesó”.
Las víctimas
En el operativo murieron el subcomisario Erven Lovera, el oficial inspector Osvaldo Sánchez, los suboficiales inspectores Jorge Alfirio Rojas Ferreira y Wilson David Cantero González, los suboficiales 2° Derlis Ramón Benítez Sosa y Juan Gabriel Godoy Martínez.
Resultaron heridos el comisario principal Miguel Anoni Paredes, el oficial 1° Antonio Gaona; los suboficiales Alcibiades Benítez, Nelson Zaracho, Francisco Morínigo, Agustín Duarte, Evelio Riquelme, César Horacio Medina, Melanio Gómez, Julio Báez, Mariano Ojeda, Inocencio González Duarte y Néstor Ramón Rojas.
Los campesinos que murieron son Luciano Ortega, Adelino Espínola, los hermanos Luis Agustín y Fermín Paredes González. Ricardo Frutos Lara, Adolfo Castro, Nelson Ruiz Díaz, De Los Santos Agüero, Andrés Riveros García, Delfín Ugarte y Francisco Ayala, según los datos oficiales.
Campesinos dicen que el reclamo es justo
Los campesinos de la zona de Curuguaty señalaron que ellos no son delincuentes sino gente trabajadora que hace siete años reclaman una justa distribución de tierra para realizar sus actividades.
Los familiares de los 11 sintierras muertos en la masacre de “Campos Morombí”, acontecida el 15 de junio pasado en Curuguaty, exigieron a las autoridades que escuchen su versión sobre el sangriento episodio.
También pidieron el cese de las detenciones arbitrarias y un rápido esclarecimiento.
Las críticas también se extendieron a los medios de comunicación.
Mario Ramón Espínola refutó las noticias publicadas por los medios televisivos, que hicieron referencia al hallazgo de bombas “cazabobo” y “molotov” en el campamento, o la presencia de infiltrados que hicieron de francotiradores.
El abogado Víctor Azuaga, de la Pastoral Social, pidió una investigación responsable.
“Exigimos a nuestras autoridades encargadas de la investigación que presenten pruebas lo más inmediato posible”, señaló.
“Hay 17 muertos y no hay una respuesta sobre esto. Solamente se ha escuchado una versión de lo que sucedió en Curuguaty y exigimos una investigación a fondo de lo acontecido. Hay varios interesados, no sabemos si es político o económico, sobre este episodio que ha llevado hasta la caída del Gobierno”, agregó.
El letrado recalcó que los familiares de las víctimas quieren el esclarecimiento de fondo, a través de una investigación responsable, porque la fiscalía hasta ahora no ha llamado a testigos y la ciudadanía no sabe lo que está pasando.
“Solamente se escuchó la versión de los policías y nada más. Creo que deben escucharse ambas versiones para equilibrar la balanza”, recalcó.
Azuaga asesora a los campesinos de la zona de Curuguaty, quienes se reunieron con el viceministro de Asuntos Políticos, Blas Imas.