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También está por cumplirse un mes desde que el Gobierno declaró la emergencia sanitaria por decreto presidencial, mediante el cual se estableció una cuarentena, primero con restricción horaria y luego, mucho más estricta para la circulación de personas, a pie, en sus vehículos y en buses.
De hecho que con dicha medida del Ejecutivo se establecieron excepciones para que la ciudadanía pueda circular. Para ello se debe contar con una constancia laboral o justificativo para no estar aislado socialmente.
Las reglas para evitar que el virus se extienda son claras, respetar la cuarentena, permanecer aislados y tomar las precauciones de higiene.
A pesar de que se dieron de forma pública, clara, por escrito y hasta en lengua de señas, para que sean entendidas y comprendidas por cada paraguayo, parece que hay escépticos o simples irresponsables que se creen Superman y siguen circulando como un día cualquiera.
Solo quien cumple con las medidas sanitarias está medianamente seguro.
De lo contrario la cantidad de personas con covid-19 positivo, indefectiblemente, aumentará con el transcurso de los días y más aún, luego de esta Semana Santa.
¿Es posible que pese a todas las indicaciones que se están dando, la gente siga sin tomar consciencia del peligro? Sí, es posible, y el comportamiento irresponsable hace que no se tenga que pensar mucho para responder.
Aquellos que toman este periodo como vacaciones y se movilizan hacia el interior no pueden aplicar la ley del ñembotavy ya que desde el primer día reciben información relacionada a la peligrosidad del virus.
Y quienes creen que “escapando” del virus a ciudades del interior van a estar a salvo, luego de estar expuestos en la capital, solo pueden ser vistos como parcas viajeras condenando a sus familiares.
Es por esto que para reducir el movimiento de personas en las calles, los órganos de seguridad y justicia del Estado, Policía Nacional, Fuerzas Armadas y Ministerio Público, recrudecieron los controles permitiendo solo que personas que cuenten con constancias laborales puedan circular.
Mediante estos ya hay cerca de 1.000 imputados por violación de la cuarentena, hechos punibles como exposición y resistencia. Además, desde el viernes se eliminaron algunas excepciones y los controles se tornaron más estrictos.
Es imperioso que se tome consciencia del riesgo en esta pandemia, del esfuerzo de los trabajadores de blanco, en primer lugar, los más expuestos; y de policías y militares, los encargados de los controles.
Hay quienes a pesar de querer, no pueden quedar en sus casas, pero quienes pueden y deben, por sobre todo, tienen las opciones claras: cumplir la cuarentena o ser detenidos y procesados por no acatar las reglas.
Ojalá las autoridades de seguridad sean implacables al detectar y castigar a quienes incumplan y pongan en riesgo sus vidas y la de todos.