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De acuerdo a los antecedentes, José Emilio Martínez Varela Ortellado, estudiante de 21 años de la carrera de Ingeniería en la Universidad Autónoma de Asunción (UAA), iba caminando solo por la avenida Colón hacia su casa tras salir de un “pub”, cuando en el trayecto fue interceptado por un hombre que iba al mando de una motocicleta.
Según un taxista que fue testigo casual del hecho, el motociclista se acercó al joven y le agarró del brazo, mientras que con la otra mano le apuntaba en el pecho con un arma de fuego.
Tras una breve conversación, el sicario efectuó dos disparos, uno de los cuales atravesó el pecho del estudiante, quien cayó al suelo prácticamente sin vida.
El taxista atestiguó que tras efectuar los disparos, el motociclista le despojó de la mochila que llevaba, avanzó unos metros más y alzó en su biciclo a una mujer y juntos emprendieron la fuga.
Trasfondo pasional
La hipótesis más fuerte manejada por los investigadores del caso apuntó al principio a un posible trasfondo pasional, dado que se encontraron varios mensajes con tinte de amenazas en el celular del joven asesinado, que más tarde fueron descartados y apuntó más bien al robo.
Una semana después del crimen, los agentes de la división Homicidios de Investigación de Delitos apresaron en el Palacio de Justicia a Leocadio Emmanuel Gayoso Fernández como principal sospechoso del crimen. Este mismo día, fue detenida su novia Cinthia Lorena Paiva Gómez, quien supuestamente actuó de campana en el mortal asalto.
De acuerdo a los antecedentes, Gayoso Fernández ya había sido condenado a 12 años de cárcel por un caso de homicidio perpetrado en 2003. Tras cumplir siete años de la pena carcelaria impuesta, en el año 2010, el juez de Ejecución Isacio Cuevas lo benefició con libertad condicional.
Sin embargo, el mismo juez revocó su determinación cuando el condenado incumplió todas las reglas de conducta que le impuso. No obstante, la jueza Ana María Llanes lo liberó nuevamente en el año 2012, con dudosos argumentos y sin tener en cuenta sus antecedentes.
Los investigadores revelaron que el arma que se usó para el homicidio fue un revólver calibre 357, que Gayoso supuestamente llevó al día siguiente del crimen a un armero de la zona del Bañado Tacumbú.
El 29 de julio de 2015, Leocadio Emmanuel Gayoso Fernández fue condenado a 30 años de prisión más 7 de seguridad por el crimen, mientras que Cinthia Lorena Paiva Gómez fue sentenciada a 10 años.