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El hallazgo del cuerpo de la niña de 12 años, maniatada y dentro de una mochila, en un pasillo detrás de la Terminal de Ómnibus de Asunción (TOA), el 24 de febrero, causó conmoción a la sociedad.
El examen anatómico realizado a la pequeña, por especialistas del Ministerio Público, reveló que la causa de muerte fue asfixia por compresión de tórax, debido a la posición fetal en la que fue colocada y maniatada.
La forense de la fiscalía señaló que la muerte de la niña fue agónica, pues si bien pudo estar inconsciente, a consecuencia de un golpe que se le dio en la cabeza, ya que se halló un hematoma, respirar le fue cada vez más difícil.
Agentes de Investigación de Homicidios recibió información detallada de que la niña había sido vista, por última vez, en zona de la Terminal el sábado en compañía de un hombre de unos 32 años, cuyo apodo ya se tiene.
Supuestamente el sujeto había amenazado a la hermana mayor de la fallecida, con matar a la niña, pero en circunstancias que no están claras.
El otro caso anterior a este, no involucró muerte, pero sí el maltrato y abuso sexual de una adolescente de la comunidad Mbya, quien el 28 de enero pasado fue hallada atada y desnuda en uno de los depósitos de la ex cervecería Paraguaya, ubicada sobre Hernandarias entre Palma y Don Bosco de Asunción.
Tras el examen médico se constató que la misma fue abusada sexualmente.
El 10 de febrero fue detenido uno de los presuntos autores del deleznable hecho, José Antonio Guillén Sánchez (38 años), quien fue visto en varias ocasiones en compañía de la joven nativa. También fue detenido por el caso Pedro Ramón Medina (36). Este caso está prácticamente cerrado.
El homicidio de Lorenzo Silva Arce (29), nativo oriundo de Tacuatí (San Pedro), quien fue asesinado a tiros desde un vehículo, sobre la calle Jejuí casi Montevideo, el 18 de diciembre de 2019, ni siquiera tuvo avances en la investigación.
Los agentes de la Policía, pese a colectar y analizar las filmaciones de circuito cerrado de la zona, no pudieron identificar el vehículo desde el cual se efectuaron los disparos y mucho menos, al posible autor.
Las pesquisas de este hecho se iniciaron como un caso de “aporofobia” o fobia hacia personas indigentes o pobres.
ariel.espinoza@abc.com.py