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Jorge Luis Ayala (47) y Edson Borda Da Silva (50), exagentes de la Policía Militar brasileña salían esa lluviosa tarde de una casa comercial situada en la calle Mariscal López esquina Mariscal Estigarribia, en pleno centro de Pedro Juan Caballero. Se disponían a abordar el vehículo Kia en que vinieron, cuando cerca de las 16:30 horas llegó al lugar una camioneta Chevrolet S-10 blanca.
Del rodado descendió un sicario con el rostro cubierto con un quepis y armado con una pistola con cargador y casi a quemarropa descerrajó unos 40 disparos contra los exuniformados del vecino país, revelaron testigos del hecho.
Borda, quien portaba una pistola calibre 9 milímetros, trató de defenderse y desenfundó el arma de fuego. Sin embargo, cayó gravemente herido sin poder utilizarla.
Tras ejecutar a las víctimas, el sicario abordó nuevamente el vehículo, que estaba al mando de otro sujeto de sexo masculino y desapareció de la escena del crimen, hacia territorio brasileño.
Borda llegó a ser auxiliado por paramédicos y trasladado hasta la clínica San Lucas de la capital del Amambay, pero pocos después de llegar al nosocomio se constató su deceso, a pesar de los esfuerzos efectuados por los galenos para mantenerlo con vida.
¿Eran sicarios?
Fuentes recabadas por la investigación a cargo de la fiscala Valeriana Ferreira y agentes policiales de distintas reparticiones, tras la consumación del doble crimen, revelaron que la hipótesis a apuntaba a un ajuste de cuentas y que las víctimas eran agentes de la Policía Militar presuntamente devenidos a sicarios al servicio del crimen organizado de la frontera seca entre Paraguay y Brasil.
De acuerdo a los datos, Ayala sirvió en el citado cuerpo policial brasileño durante ocho años y luego se retiró de esa actividad.
Según fuentes periodísticas, Pedro Juan Caballero es el principal centro de acción del sicariato en Paraguay y que por G. 500.000 se puede contratar a uno para ejecutar a la persona que “estorba” su actividad delictiva. Los comunicadores de la zona también denunciaron en varias ocasiones la inacción policial ante el constante aumento de la criminalidad.
Otros datos investigativos refirieron después que la ejecución de Ayala y Borda guardaba relación con la puja de dos bandas del crimen organizado que operaban en la frontera y que pugnaban por el dominio del envío hacia el Brasil de grandes cantidades de cocaína traficadas desde Bolivia.
cazenave@abc.com.py