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La aprehensión de Darío Messer en el exclusivo barrio Jardins de São Paulo cerró un capítulo que se inició el 3 de mayo del año pasado, cuando Interpol lanzó una orden de captura internacional con código rojo para 192 países contra el mismo, luego de que la Justicia brasileña lo incluyera entre los procesados por lavado de dinero en la sonada operación anticorrupción “Lava Jato”.
Sin embargo, a partir de ahora se abre una discusión inédita en nuestro país, que tiene relación con los cuantiosos bienes del brasileño que llegó a ser naturalizado paraguayo (naturalización anulada por la Corte Suprema de Justicia) y que han sido objetos de sendos embargos decretado en diferentes causas.
El 9 de mayo del 2018, el juez de garantías Humberto Otazú procesó a Darío Messer, a su hijo Dan Messer, a Juan Pablo Jiménez Viveros (primo del expresidente Horacio Cartes), su administrador Ilan Grinspun y al empresario Adolfo Enrique Granada Cubilla (actualmente con sobreseimiento provisional) por lavado de dinero y asociación criminal e impartió orden de captura contra todos.
En esta causa, abierta a raíz de una imputación planteada por la Unidad Fiscal de Delitos Económicos y Anticorrupción (UDEA), Otazú decretó en la misma fecha inhibición general de vender y gravar bienes, bloqueo de todas las cuentas y embargo sobre bienes muebles e inmuebles existentes a nombre de todos los procesados.
El 5 de julio pasado, el juez penal de garantías Rolando Duarte impartió nueva orden de inhibición de vender y gravar y la anotación de litis sobre los bienes que tiene en el país Darío Messer. El magistrado tomó la determinación a pedido del Ministerio Público a partir de una solicitud de la justicia brasileña, a través de un requerimiento de asistencia jurídica internacional por parte del juez federal de Río de Janeiro, Marcelo da Costa Bretas, en la causa “Lava Jato”.
Según datos manejados por la Secretaria Nacional de Administración de Bienes Incautados y Comisados (Senabico), los bienes de Messer están estimados en más de US$ 150 millones.
Específicamente, Messer es propietario de cuatro empresas: Chai SA, Matrix Realty SA, Pegasus Inversiones SA y Gramonte SA, esta última existente solo en papeles).
El patrimonio de Chai –empresa dedicada al rubro agropecuario– está integrado por siete estancias que juntas totalizan una extensión de 102.000 hectáreas, de las cuales el 60% o 70% están desarrolladas. En el Chaco están las estancias Diana (la principal), Thiago, Pozo Anita y Melissa, con 14.000 cabezas de ganado; y en la región Oriental las estancias Isla Alta, Las Mañanitas y Arca de Noé, más dedicadas al cultivo silvopastoril y eucalipto.
A la empresa Chai SA también pertenece un avión Raytheon Aircraft, modelo 58, con matrícula de origen N212MG, valuado en unos 500.000 dólares.
A su vez, Matrix Realty SA dedicó en sus inicios a la compra de lotes y también incursionó en la bolsa de valores, con unos 4 millones de dólares. Integran el patrimonio de Matrix –valuado por la Senabico en unos G. 40 mil millones– 60 propiedades (algunas en el Paraná Country Club, en los edificios Paraqvuaria 1 y 2 de Hernandarias, dos departamentos en el condominio Hernandarias y terrenos en Mariano Roque Alonso, Santísima Trinidad y en Encarnación, entre otras), además de cuentas en distintos bancos de plaza.
Por otra parte, Pegasus –cuyo capital se integró con un préstamo de G. 500 millones– figura como propietaria en un 60% de una de La Finca Casa de Bolsa SA, pero ninguna activó, es decir, quedaron en los papeles.
Comiso especial autónomo
El exfiscal René Fernández, actual ministro Anticorrupción, explicó que la figura del comiso autónomo permite a la justicia disponer de los bienes del procesado, aún cuando el mismo no esté sometido al proceso, como ocurre en este caso, puesto que Darío Messer está preso en el Brasil. En este caso, el procesado podrá designar a un abogado para intervenir en el proceso.
rferre@abc.com.py