Cargando...
Las redes sociales están saturadas de hashtags y fotos de platos de todo tipo, cada vez es más frecuente ver a los comensales tomando fotos de lo que van a comer para compartirlas en las redes sociales. De hecho, incluso, se han realizado pruebas en programas como Top Chef, cuya finalidad era crear un menú sugerente para ser fotografiado y compartido en Instagram. Aquí no se juzgaba el sabor, la innovación u otros parámetros: la prueba la ganaba quien recibía la mayor cantidad de “me gusta”.
Placer anticipado
La fotografía se ha convertido en una parte importante en la experiencia de comer, según lo reafirma una reciente investigación que asegura que en los usuarios que sacan fotos de sus platos, si estos tienen buena presentación y además son saludables, se incrementa la satisfacción de comerlos, ya que se crea un retraso que favorece la construcción de un modelo anticipado del placer que se va a obtener al comer.
El estudio, desarrollado en conjunto por expertos de la Universidad Saint Joseph de Filadelfia y la Universidad de San Diego (ambas de Estados Unidos), tenía como objetivo analizar el impacto de las imágenes de los alimentos que se fotografían antes de comerlos, y su relación con la satisfacción que se produce al saborearlos. Según los resultados obtenidos, al sacar una foto de lo que se va a comer se crea un retraso momentáneo intencionado en el consumo, lo que favorece que todos los sentidos estén en alerta y se construya un modelo anticipado del placer que se experimentará con la degustación.
Los expertos realizaron tres estudios con más de 120 participantes en cada uno de ellos, para averiguar hasta qué punto influía el hecho de fotografiar la comida en la percepción y satisfacción. En todos los casos, los resultados destacan que se evalúa la comida de forma más favorable, pero sobre todo cuando el plato fotografiado es además de tentador, más nutritivo. Según explican los expertos, los comensales quieren recordar la estética visual de la comida. Por otro lado, cuando se trata de una comida sana, existe también el deseo de indicar al resto de las personas que verán la foto en las redes sociales, que se está comiendo de forma saludable.
Obsesión por la comida
Otro estudio anterior, titulado Comer con los ojos: Del hambre visual hasta la saciedad digital ha tomado en cuenta otros factores, como el impacto sobre la salud de la exposición a las fotos de comida en redes sociales. Este fue desarrollado por investigadores de la Universidad de Oxford, y su resultado advertía del impacto sobre la salud de la exposición a las fotos de comida en redes sociales. Los expertos explicaban que la exposición constante a imágenes de alimentos apetecibles podía provocar un aumento de la ingesta de alimentos, en muchos casos ricos en grasas, ya que seduce más una torta que chorrea chocolate que un plato de espinacas cocidas, lo que, a su vez, puede derivar en un aumento de peso.
En otra investigación realizada por investigadores de la Universidad Brigham Young se determinó que era menos agradable comer si se veían demasiadas fotografías de comida. En este caso, se hablaba del uso de Instagram o Pinterest, considerando que el hecho de tomar continuamente fotografías de todo lo que se come, en casa o en un restaurante para compartirlo en las redes sociales, se podía considerar un comportamiento obsesivo. Los expertos aseguraban que quienes miraban estas fotos podían sentirse como si ya las hubieran probado, y por tanto, provocaría que disfrutaran menos de lo que fueran a comer.
Conclusiones
A diferencia de los estudios citados, en esta nueva investigación se habla de quien toma las fotografías, no de quien las ve, pero en los tres casos se puede decir que se confirma la teoría que mirar fotos de platos de comida apetecible mejora la experiencia de comer, sobre todo si se trata de comida saludable. Los expertos creen que estos estudios tienen implicaciones para los restaurantes y las marcas alimentarias, considerando que deben aceptar esta realidad para capitalizar el entusiasmo de sus clientes a la hora de tomar las imágenes y compartirlas en las redes sociales.
Si la comida tiene una buena presentación y los comensales quieren hacer fotos, hay que aprovechar esa publicidad gratuita. En este tema hay diferencias de opiniones, algunos establecimientos promueven que se compartan sus platos en las redes, y otros no quieren que se realicen fotos por varios motivos, porque se ralentiza el servicio en el restaurante, por considerar que se violan las leyes de propiedad intelectual, o simplemente porque el comensal no va a poder disfrutar del plato en su momento “cumbre” de sabor al dejarlo enfriar.
Todos los detalles de estas investigaciones se encuentran online, en la página web de la Universidad Saint Joseph, y en la revista científica Journal of Consumer Marketing.
Fuente: gastronomia&cia.com