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Cafayate está a 190 km de la ciudad de Salta; entre ambas hay una ruta en excelentes condiciones, pero el viaje se vuelve largo, son casi cuatro horas debido a la gran cantidad de curvas, bajadas y subidas en el tramo que se transita por el Parque Nacional Quebrada de las Conchas. Pero se puede disfrutar del paisaje, lo que hace que el tiempo pase sin que uno se dé cuenta.
Cafayate es una pintoresca ciudad –o más bien dicho, pueblo– que data del siglo XVIII. Ganó esplendor a finales del siglo XIX, pero hoy en día parece que allí se detuvo el tiempo. Concentrado en su plaza principal, todo gira en torno de ella: restaurantes, hoteles, negocios, bodegas y artesanías. La verdad es que uno disfruta de la calma del lugar y la amabilidad de los locales. Es una ciudad que recibe innumerables turistas al año, por lo que se escuchan varios idiomas en la gente que pasa, francés, italiano, alemán, inglés y, por supuesto, español. Me llamó la atención que se escucha bastante el acento paraguayo, ya que se ha vuelto un destino turístico para muchos amantes de la gastronomía y enología.
Este pueblo avanza y se han instalado allí varios proyectos hoteleros, como es el caso de Patios de Cafayate, un lugar moderno, agradable y lujoso; el Hotel de Bodegas El Esteco, una antigua casa reformada, convertida en hotel de cuatro estrellas, y otros nuevos proyectos que se pueden ver en construcción.
Las bodegas
Una gran cantidad de bodegas centrales encontramos en Cafayate, las mismas están ya totalmente modernizadas, como es el caso de Bodegas El Esteco (ex Michel Torino), una de las más grandes y antiguas, que ha sido totalmente acondicionada para la producción de vinos de alta calidad. También encontramos bodegas modernas, como la pequeñísima El Tránsito, toda una joya de infraestructura; Bodegas El Porvenir, otra joya en el microcentro de Cafayate; Vasija Secreta, una bodega antigua, pero que elabora vinos de muy buena calidad; y bodega Nani, especialistas en ricos vinos orgánicos. Todas estas cinco bodegas se pueden recorrer caminando, ya que la distancia entre las mismas es mínima.
Después ya encontramos algunas bodegas un poco más alejadas del centro mismo, pero que con un vehículo la distancia se resuelve rápidamente. A solo 2 km está Finca Quara, probablemente la segunda en extensión en la región por la superficie de su viñedo.
A unos 3 km del centro está una de las bodegas que más me gustó: Finca las Nubes, una microbodega de la cual salen unos vinos magníficos que hacen el deleite de uno.
En el sector norte del pueblo también hay viñedos y bodegas. A 6 km, subiendo las colinas, encontramos uno de los proyectos más interesantes y modernos de la región: Piatelli Vineyards, en donde se puede disfrutar de la vista, su restaurante y los buenos vinos locales.
En las alturas
Pero hay más: subiendo unos 2 km más, llegamos al pintoresco sitio de Yacochuya, donde el señor Arnaldo Etchart instaló –a dos mil metros de altura– su pequeña bodega San Pedro de Yacochuya para producir vinos fantásticos. Y a unos 2 km de allí, un poco más arriba, llegamos a uno de los proyectos vitivinícolas más interesantes: Vallisto, con pies de viña de más de 60 años que producen vinos extraordinarios.
Considero a Cafayate un gran lugar para ir y visitar, conocer sus vinos, en especial el Torrontés y su Tannat, y al mismo tiempo degustar sus comidas, sin olvidar a las famosas empanadas salteñas.
Preciados enófilos, ¡salud! y hasta el sábado que viene.
Fotos: Oliver Gayet
oligayet@hotmail.com