Novedades en vinos argentinos

Argentina va diversificando cada vez más sus regiones vitivinícolas. Jóvenes enólogos buscan salir de la gran concentración de la región de Cuyo, que domina con más del 90 % de la producción de uvas de ese país, hacia nuevos horizontes.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2059

Cargando...

Es el caso, por ejemplo, del propietario de Bodegas DuPont, en el pueblo de Maimará, departamento de Tilcara, provincia de Jujuy, buscando ir cada vez más al norte y más alto, o del enólogo Matías Michelini, quien plantó uno de los viñedos más meridionales del mundo en la región de Bahía de Bustamante, cerca de los pingüinos, en el sur de Argentina.

¿Un terroir de ballenas y pingüinos? Así se podría definir la región de Bahía Bustamante, en la provincia de Chubut, Argentina, debajo del paralelo 45º sur, donde se instaló uno de los más recientes viñedos del país vecino. El enólogo Matías Michelini (creador de uno de los vinos que más me gusta, Zorzal, en Gualtallary, Valle de Uco, Mendoza).

El propietario de complejo, Matías Soriano (Bahía Bustamante Lodge) y el destilador de gin, Tato Giovannoni (Apóstoles Gin) plantaron menos de una hectárea de Semillon y Pinot Noir (ojalá se aventuren a plantar también Riesling y Gewürztraminer) a pocos metros de la costa. “Los pingüinos y leones marinos salieron del mar para vernos plantando la viña”, dijo Michelini.

La región nunca fue cultivada con viña antes y esta es una de las bodegas más meridionales del mundo, con latitud similar a la de Central Otago, Nueva Zelanda, a 45,1º sur, donde los resultados con los vinos han sido muy satisfactorios, por lo tanto, la confianza es grande en el proyecto con uvas de calidad.

Por otro lado, increíblemente en esa región, las temperaturas medias en el verano son de 28 a 12 ºC y, en invierno, de 14 a 1 ºC, raramente por debajo de los 0 ºC, esto debido a la influencia marítima de una corriente de aguas más cálidas que circula frente a las costas de la Bahía Bustamante, y fue eso lo que justamente Michelini, Soriano y Giovannoni estaban buscando. “En la marea alta, el mar llega a pocos centímetros de mojar las vides”, aclara Michelini. “Fue a propósito que plantaron variedades muy delicadas, porque quieren probar el Atlántico en los vinos”, según el enólogo Michelini. La primera cosecha del vino Bahía Bustamante se espera para dentro de cuatro años.

Vale recordar que el proyecto Costa y Pampa, de Trapiche, fue pionero en el litoral de Buenos Aires, en 2009; sus vinos ya se están comercializando e inclusive tuve el placer de degustarlos cuando participé del Mundial de Sommeliers en Argentina y, el año pasado, nuevamente. Personalmente, creo que los vinos son aún muy jóvenes, por lo que en un futuro quisiera ver cómo evolucionan tanto los viñedos como el propio vino.

Otra bodega que también incursionó hacia las costas del Atlántico sur es Tapiz, que posee viñedos costeros con 120 ha plantadas cerca de Viedma, capital de la provincia de Río Negro, aunque estos vinos nunca los probé.

Menor consumo interno

Estos nuevos proyectos significan más diversidad para la producción argentina y, al mismo tiempo, mayor cantidad de uvas; por lo tanto, más producción en litros de vino para el consumo. Pero, paradójicamente, en el país vecino las cosas no van muy bien en cuanto a consumo interno, ya que en el año 1977, el consumo de vinos en Argentina llegó a ser de 88,4 l per cápita. Desde entonces, el promedio se ve a la baja hasta llegar al 2018 y presentar la menor media histórica, con 19,5 l por persona. Así, en cuatro décadas, en Argentina, se dejó de consumir nada menos que 60 l per cápita.

Los analistas y los propios productores de vino hacen una salvedad: la calidad de los vinos de 40 o 50 años atrás era muy diferente a la de hoy. Desde la crisis del 2001, con el auge de las exportaciones, las inversiones se reforzaron, comenzaron a reconvertir miles de hectáreas de viñas de una producción masiva a una producción más cualitativa, y se avanzó con una mejora de calidad que acabó por tener un impacto sobre el producto final que el consumidor encuentra en las góndolas.

Lo mismo ocurrió en el Paraguay, ya no vemos más los vinos en damajuanas, y hoy son botellas con vinos de mucha mejor calidad.

Apreciados lectores, brindo por la calidad de los vinos de hoy, la diversidad que vamos encontrando y por los importadores, quienes buscan hacer la diferencia con productos nuevos. A todos, ¡salud! y hasta el próximo sábado.

oligayet@hotmail.com

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...