Más alcohol, ¿mejor vino?

Muchas personas opinan que un vino con más grados de alcohol es de mejor calidad. La verdad es que no lo es, simplemente se trata de una forma diferente de vinificar y presentar los vinos al consumidor final.

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Los vinos considerados “modernos” tienen una graduación alcohólica mayor, llegando hasta los 14,5 grados. Aquí en Sudamérica, con los vinos de altura, se superan estos valores llegando, inclusive, a los 15.5 y 16 grados de alcohol (la graduación estándar es de 12º o 13º en el tinto, y algo menos en el blanco, unos 11º).

Pero eso no tiene relación alguna con la calidad, como muchos piensan o quieren hacer creer. En los últimos años se buscan vinos con más concentración, más taninos, más madera, más color, y para lograrlo se necesita, en el momento de la madurez de la uva, ir un poco más al límite, dejándolas sobremadurar, al punto inclusive de ser riesgoso. Eso incrementa el grado alcohólico debido a que la uva, estando en la planta durante más tiempo, produce más azúcar y, por ende, luego de la fermentación, esto se convierte directamente en más alcohol.

Estilos

Hoy en día encontramos en los mercados mundiales dos estilos: los más clásicos (casi siempre son vinos del Viejo Mundo), con menor grado alcohólico, más elegantes, con un poquito más de acidez; y los más modernos (como si fuera una tendencia, en los vinos del Nuevo Mundo), con más concentración, más estructura y mayor grado alcohólico.

Lo interesante de cada uno de estos estilos es que, en ambos casos, si el vino está bien vinificado con uvas de calidad, ambas características sirven para que el vino pueda envejecer y hacer guarda en botella.

La acidez es uno de los elementos naturales del vino, que hacen que pueda ser guardado por un par de años más. Con el tiempo, esta acidez va desapareciendo y dejando al vino mucho más “sedoso” por así decirlo.

El alcohol es otro elemento que ayuda a conservar el vino en el tiempo, pero de forma diferente, ya que estos vinos normalmente tienen mucho color y con el tiempo van quedando más claros, muchas veces solidificando los pigmentos y formando borra más fácilmente que en los vinos de menor graduación alcohólica.

No importa cuál es el objetivo del consumidor, si beberlo joven o después de guardarlo por un par de años, en todo caso, eso depende exclusivamente de su gusto particular. Yo, por de pronto, soy más fanático de los vinos que tengan como mínimo tres años de guarda, sin importar su grado de alcohol. Me parece que son más estables y aromáticamente más agradables.

El uso del decantador

Un punto interesante es que en Paraguay casi todos los vinos que encontramos son del Nuevo Mundo, por lo tanto, con un nivel un poco mayor de alcohol que los europeos. Si el alcohol te parece muy abrasivo y no te gusta tanto, una buena solución para hacer que estos alcoholes se evaporen un poco más es la utilización de un decantador. Pero ojo, en algunos vinos económicos o de rango medio (de G. 25.000 a 60.000), decantar el vino puede hacer que los aromas primarios se vayan y lo dejen sin expresión aromática, lo que muchos conocedores y enófilos reconocen como “vino chato” o sin carácter.

Lo bueno es que el mercado abarca mucho, en Paraguay cada día se consumen más y más vinos, prueba de ello es la creciente demanda, la inclusión de nuevas bodegas en el mercado y la ExpoVino (que este año será en la primera quincena del mes de junio) organizada por la Capro, que reúne a la mayoría de las importadoras, y que cada año atrae más visitantes.

Menos o más alcohol, para mí es indiferente. Cuando el vino es bueno, es la calidad lo que disfruto, sin importar su origen.

Preciados lectores, hasta el próximo sábado, ¡salud!.

oligayet@hotmail.com

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