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- Si vamos a hacer una pavita o un pollo grande, podemos inyectar las pechugas con coñac o con jugo de naranja para que no se resequen y luego untarlas bien con manteca.
- A mí me gusta mucho pincelar bien el ave por todos lados con huevo batido y después le coloco con las manos una mezcla de pan rallado y queso rallado en partes iguales para que quede crocantita.
- Hay que ponerla en una asadera con rejilla para que no se pegue y colocarle papel aluminio por encima para protegerla si vemos que se está arrebatando, (o sea que está tomando un color muy dorado). De esta forma la cocción sigue sin quemarla. No hay que dejarla en el horno y olvidarse, siempre hay que estar atentos.
- Si no viene con termómetro incorporado, hay que pinchar la pechuga y las patas, cerca del hueso. Está lista si el líquido sale claro, no marrón ni con restos de sangre.
- Para hacer los croutons, cortamos el pan de sándwich en cubitos, los ponemos en una asadera, los rociamos apenas con un poco de aceite de oliva, alguna hierba o con ajo en polvo. Son geniales porque los podemos tener siempre a mano en un frasco o táper para complementar una ensalada o una sopa.
- También podemos hacer panceta cortada en cubitos bien pequeños y salteada en la sartén antiadherente, sin nada. Queda genial con papas, con ensalada de hojas, con pastas, a todo le da un toque saladito muy especial. Podemos hacer lo mismo con jamón, si la panceta es muy pesada. La guardamos y la tenemos lista para usar.
- Las tortas suflé están buenísimas porque son masas que crecen en el horno, uno las ve subir y subir. Después se bajan, se deprimen y se quiebra un poco la superficie. Pero se condensa el sabor y son ideales para los que no pueden comer harinas, como los celiacos o los que están a dieta estricta. Así es la torta marquise, que queda genial una vez fría en la heladera, si la servimos con helado, con crema chantillí o con merengue y frutos rojos.
- En estas fechas hay dos cosas que siempre me encanta hacer y hago en cantidad para regalar a todos los maestros de mis hijos: el pan dulce y las frutas secas acarameladas. Las pongo en bolsitas pequeñas con un lindo moño y son un regalo fácil, económico, y siempre quedamos bien.
Frutas caramelizadas
- 2 tazas de frutos secos crudos
- 2 claras de huevo l 1 taza de azúcar
Se puede hacer con cualquier fruto: almendras, avellanas, nueces, maníes, pistachos, castañas, macadamias, etc. Las colocamos en una asadera (mejor si es antiadherente, si tenemos una base de siliconas o la forramos con papel aluminio), le agregamos las dos tazas de azúcar (también puede ser azúcar negra), batimos un poquito las claras y mezclamos todo. Esparcimos bien para que queden un poco separadas entre sí y las llevamos al horno caliente hasta que estén acarameladas. Después, las dejamos enfriar y las guardamos en un frasco. En la mesa de Año Nuevo, las ponemos en un lindo recipiente para mezclar con helado o con cualquier postre ¡a los chicos les encantan!