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Rey Silo: Es un queso pequeño, de entre 200 y 350 g, que se elabora con leche cruda de vaca en el Principado de Asturias, España, bajo la denominación de origen protegida Afuega´l Pitu. Tiene un aroma muy intenso, incluso podría decirse que fuerte. En la boca es blando y la primera sensación es entre ácida y ligeramente amarga, un sabor bastante especial que a los amantes de un queso intenso les gustará. La corteza se obtiene después de una maduración de unos 60 días o más y está formada por la acción de mohos naturales. De apariencia es muy similar a un tipo brie, aunque es un queso de pasta densa y de los más duros de este tipo. Es mucho mejor partirlo con una lira o un cuchillo de hoja fina para evitar que se desmigue. Se acompaña con un vino Ribera de Duero y un pedazo de buen pan.
Ricota: Es un producto lácteo muy similar al queso que se obtiene extrayendo suero lácteo de la leche. Es lo mismo que el requesón, queso de leche cuajada o quesillo, ricota es el nombre usado en Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela (del italiano ricotta, y este del latín recocta, ‘recocida’). Es una pasta blanda de color blanco y sabor muy suave, granuloso y espeso, algo seco y a veces con un puntito agrio. Sin embargo, bien aplicada, se transforma en un elemento crucial de la cocina. Es uno de esos ingredientes sumamente dúctiles, que agrega un toque de textura y suavidad especial a cualquier preparación. Por ejemplo, es uno de los rellenos más usados y tradicionales para la pasta italiana. Se obtiene coagulando la leche entera por calor, ácidos o con cuajo; y luego se retira el suero o bien se obtiene con el suero lácteo, proveniente de la elaboración del queso. El proceso para conseguir la ricota es muy sencillo, se corta la leche y se acomoda en un lienzo para poder colgarlo durante toda la noche hasta que suelte el suero o bien se deja en un colador para que escurra el suero.
Rigotte de Condrieu: Es un queso de cabra francés con denominación de origen protegida desde 2009. Se produce en las montañas de Pilat, en el departamento de Lyon, utilizando leche cruda de cabra. Se reconoce por su forma cilíndrica y su pequeñísimo tamaño, no más de 5 cm de diámetro por 2,5 cm de alto y un peso de 30 g. Se comercializa con distintos grados de maduración y la pasta puede ser de color marfil hasta ligeramente amarilla, con sutiles aromas de avellana. Los especialistas degustan este delicado queso únicamente con un vino Grand Cru.
Robiola: Del norte de Italia, nos llega una amplia y variada gama de quesos que se conocen con el nombre de Robiola. Son todos quesos pequeños, blandos, con períodos de maduración relativamente corto, todos se hacen de la mezcla de leches. Son elegantes, sutiles y muy accesibles, en el sentido de que no retan al paladar con un exceso de sabores. Se caracterizan por ser unos quesos clásicos como postre o “de lujo”. Destacan por la calidad superior de la leche del Piamonte (y algunos de la Lombardía). No requieren acompañamientos, pueden llenar por sí solos con orgullo un plato sin adherirse a otros ingredientes. Los historiadores creen que el nombre genérico Robiola viene del latín rubium (rojo), que se refiere al color que adquiere la corteza de estos quesos en la sombra, cuando se les permite madurar el tiempo adecuado. Muchos Robiolas se comen relativamente frescos con una maduración de tan solo 3 a 10 días, pero la mayoría maduran de 3 semanas hasta 3 meses. El Robiola puede untarse muy bien sobre pan o galletitas o servirse con ensaladas que contengan fruta fresca. En la cocina, aporta una consistencia cremosa a sopas, salsas y platos de pasta