Los frutos rojos

Estas pequeñas frutas, también conocidas como frutos del bosque, son ideales cuando se busca un contraste de sabores, normalmente aportando un toque de acidez y algo de dulzor. Pero además proporcionan una explosión de color sin olvidar sus bondades nutricionales, pues son ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes.

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Se trata de un grupo de frutas caracterizado precisamente por la presencia de dicho color en su piel o su interior. Esta variedad cromática les confiere una serie de características y cualidades verdaderamente irresistibles, asociadas a la presencia de diversas sustancias que propician la prevención cardiovascular y el antienvejecimiento, como son los flavonoides, antocianos y compuestos antioxidantes en general. Las frutas rojas son, principalmente, bayas. La mayoría pertenecen a la familia de las Rosáceas. Algunas tienen multitud de variedades, como la mora o frutilla. Otra peculiaridad en esta clasificación se debe al hecho de que algunos de estos frutos son principalmente silvestres. Dentro del grupo de frutas del bosque podemos incluir: arándanos, açaí, frambuesas, frutillas, grosellas, cerezas y moras. También se considera frutos rojos y comparten muchas de las propiedades las ciruelas, los tomates, la sandía, la granada.

Además de su agradable sabor y color, los frutos rojos ofrecen grandes beneficios a nuestra salud:

Ayudan a reducir el colesterol porque constituyen una buena fuente de esteroles vegetales, sobre todo, los arándanos, aunque también las grosellas y frutillas pueden contribuir con su consumo a mejorar el perfil de lípidos en sangre, mediante su contenido en fitoesteroles.

Benefician la salud cardiovascular, no solo por mejorar el perfil de lípidos, sino también porque pueden incentivar la producción de óxido nítrico y así mejorar la circulación sanguínea. Se piensa que son sus polifenoles, sobre todo, las antocianinas que los frutos rojos y bayas en general poseen, los responsables de los beneficios sobre la salud del corazón que han sido probados en algunos estudios.

Reducen el riesgo de sufrir aterosclerosis, como se ha probado en personas de edad avanzada, al reducir el grosor de las paredes internas arteriales. Por esta misma razón, también el consumo de frutos rojos disminuye el riesgo cardíaco.

Contribuyen al tratamiento y prevención del cáncer, debido en parte a su alto contenido en antocianinas y otros fitoquímicos que permiten acelerar la reparación del ADN, contrarrestar los efectos nocivos de los radicales libres del oxígeno sobre las células y otros efectos positivos.

Son excelentes fuentes de nutrientes para el organismo, sobre todo, destacan por su contenido en vitamina C, calcio y fibra, pues respecto a este último componente, las bayas o frutos rojos ofrecen 3 gramos o más por cada 100 gramos. Además, son bajos en calorías y muy ricos en agua.

Estudios prometedores

La alimentación está íntimamente relacionada al desarrollo de enfermedades, como la hipertensión, diabetes y obesidad. Sin embargo, también puede evitarlas, como en el caso del consumo de frutos rojos. Algunas de las enfermedades que se pueden prevenir al consumir frutos rojos, de acuerdo a diversos estudios, son las siguientes:

Cáncer de piel. Una investigación publicada en el Journal of Agricultural Food Chemistry, afirma que el extracto de frutillas tiene propiedades protectoras contra los rayos ultravioletas, que están relacionados al desarrollo de cáncer en la epidermis y otras lesiones. Ésta se puede tomar en jugo.

Alzheimer. Un estudio publicado en la revista Annals of Neurology afirma que un mayor consumo de frutos rojos está asociado a un menor grado de pérdida de capacidad cognitiva en mujeres de edad avanzada.

Daño muscular. Este consiste en una rotura de las fibrillas musculares y una lesión de la membrana celular. Cuando este daño muscular se extiende, desencadena una respuesta inflamatoria. Es posible que los efectos antiinflamatorios y antioxidantes del jugo de cereza intervengan en esta respuesta secundaria y eviten la proliferación de roturas fibrilares.

Evita infartos. El tomate es una fruta que está formada en un 90 % por agua, sin embargo, son los antioxidantes presentes en ella los que ayudan a evitar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, de acuerdo a un estudio de la Universidad de Kioto.

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