Los flexitarianos

Se han acuñado nuevos términos para darles un nombre a aquellos vegetarianos y veganos que de vez en cuando se salen de la dieta sin remordimientos. Ellos son los flexitarios, es decir, los flexivegetarianos y los flexiveganos. ¿Qué comen cada uno?

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La comida sana basada en frutas, verduras, cereales y semillas está más de moda que nunca y es una de las tendencias en alimentación que viene pisando más fuerte en todo el mundo. Las redes sociales están ayudando a difundir las virtudes de este tipo de alimentación, en parte gracias a los gurús y celebridades que comparten cada día sus preciosos platos y batidos coloridos en Facebook, Instagram y Twitter. Por eso no sorprende que aparezcan nuevos términos para definir las tendencias que no son tan estrictas, como los flexitarios, es decir, los flexivegetarianos y los flexiveganos.

Quién es quién

Primero recordemos que, en términos generales, un vegetariano no come nunca carne, pescado ni derivados, basa su dieta en productos vegetales, pudiendo o no incluir huevos y lácteos, en cuyo caso podríamos hablar de variantes, como los ovolacteovegetarianos. Normalmente, se marca la diferencia con los vegetarianos estrictos, es decir, los veganos.

El veganismo defiende una alimentación en la que no entra ningún producto de origen animal, ni si quiera la miel. Consiste no solo en dejar de comer productos animales, es una elección que responde a una filosofía concreta, a una forma de ver el mundo y de querer actuar en consecuencia. Es un estilo de vida que se basa en el respeto a los animales, en respetar su libertad como seres que son capaces de sentir y en no utilizarlos o explotarlos con ningún fin. Un vegano no vestirá jamás con cuero o pieles, y tampoco usará a los animales como puro entretenimiento o espectáculo de ocio.

Flexibilidad

Ahora bien, ¿qué comen los flexivegetarianos? Son las personas que llevan una dieta vegetariana, pero incluyen un 10% de carne en su régimen alimentario. Este grupo es lógicamente muy cuestionado, pero entre sus adeptos se encuentran muchas celebrities, como Paul McCartney y también Natalie Portman (ganadora del Oscar por El cisne negro), quien flexibilizó su dieta vegetariana durante su embarazo y continuó luego con ese hábito.

Algunas de las razones de quienes siguen esta dieta reducida en carnes son:

1) Para mantenerse delgado. Un estudio realizado por el Journal de Clinical Nutrition dio como resultado una frase: “comamos menos carne para mantenernos más delgados”, ya que quienes ingirieron más carne y más pollo, ganaron más peso que quienes no lo hicieron.

2) Para prevenir el cáncer. La gente que consume más carne roja con grasa tiene un 24 % más riesgo de desarrollar cáncer (en las mujeres, de mama, por ejemplo). El Instituto Americano para la Investigación del Cáncer realizó un estudio en el cual surgió que ser “flexivegetariano” (consumir carne una vez por semana) puede reducir el riesgo del cáncer hasta un 40 %.

3) Para ahorrar dinero. No será un argumento científico, pero es muy importante también. Un kilo de carne puede costar más del doble que un kilo de lentejas.

4) Para ayudar al planeta. Según un estudio del Carnegie Mellon Institute of Research, cambiando carnes rojas un día de la semana por una dieta basada en plantas orgánicamente producidas, se puede bajar las emisiones de gas de los invernaderos. Y si son dos días por semana, entonces se puede borrar la emisión de carbono.

Flexiveganos

Entonces, ¿qué come un flexivegano? La idea es seguir las pautas del veganismo, pero permitiéndose algunas licencias, excepciones ocasionales, en teoría, para poder llevar una vida más cómoda y facilitar la integración con el resto de la sociedad en determinadas situaciones. Por ejemplo, un flexivegano podría hacer la excepción de comer un plato de pasta con salsa de queso o una tortilla de papas cuajada con huevos. Lo que defienden los flexiveganos es poder disfrutar de la comida sin obsesionarse, sin agobiarse en situaciones que no podemos controlar, como eventos sociales o viajes fuera de casa. Evitar por ejemplo quedarse con hambre al ir a una comida de trabajo o una fiesta en la que no hay nada vegano, pudiendo permitirse comer ciertos productos animales sin hacer un drama de ello. El grado de flexibilidad y la frecuencia de estas excepciones depende de cada uno.

En principio, todo esto no es malo, al contrario, promover una alimentación y hábitos de vida saludables siempre es positivo. El problema es que para algunos se está convirtiendo en una obsesión y algo un poco superficial y banal. Por eso, muchos veganos estrictos no ven del todo bien que alguien se considere flexivegano. El término parece que implica que la persona que lo practica se considera vegano, pero solo cuando le conviene. Ser vegano es un compromiso muy concreto, y si no se puede seguir su filosofía al 100 %, no tiene sentido aplicarse el apelativo. Se puede llevar una alimentación saludable, basada mayoritariamente en productos vegetales y que sea respetuosa con la naturaleza, sin necesidad de ponerle un nombre a todo.

Fuentes: directoalpaladar.com y tamaraditella.com

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