Cargando...
1 No leer la receta completa, no planificar con antelación, no medir ni pesar los ingredientes o sustituir unos por otros. Hay que leer bien la receta antes de hacerla, para asegurarse de que se tienen todos los ingredientes y el tiempo necesario para prepararla correctamente. También es recomendable dejar las recetas nuevas para ocasiones no tan especiales, así podrás probarlas y ajustarlas antes de ofrecerlas a tu familia.
2 No probar sobre la marcha. Cuando estás preparando alguna receta, es necesario que pruebes lo que estás haciendo. Prueba, degusta y disfruta; una excelente receta depende, en muchos aspectos, de cómo la sienta quien la elabora.
3 Hervir no es cocinar a fuego lento. Cocinar a fuego lento es observar cómo una burbuja rompe la superficie cada dos segundos, el hervido es un burbujeo más vigoroso y constante. No es lo mismo cocer a fuego lento una carne, que puede durar un par de horas, a hervir una carne por 45 min. Por ello, es importante prestar atención a lo que nos pide la receta. Si hervimos, en lugar de cocinar a fuego lento, obtendremos –en el caso de la carne– un producto final seco.
4 Incluir sal en el adobo de las carnes. Lo ideal es salar durante la cocción, para que no pierdan sus jugos. Además, para evitar cocciones desiguales, debemos dejar que se atemperen antes de cocinarlas; de lo contrario, es muy probable que nos quede el interior poco cocido. Para evitarlo, debemos dejar la carne fuera de la heladera, al menos, 30 min antes de cocinarla.
5 No utilizar productos de buena calidad. Elige siempre productos idóneos, reconocidos y en buen estado; no escatimes gastos, pues obtendrás una receta débil en sabor y textura. Usar aceite o vino pasado, manteca de baja calidad, frutas y verduras demasiado maduras, o congeladas o descongeladas, que es peor, no nos permite obtener un resultado de excelencia.
6 Cocinar las verduras más de lo necesario. Para evitar que las verduras terminen convertidas en puré, lo mejor es cocinarlas el tiempo preciso. Cuando las retiramos del fuego, las verduras y pastas se siguen cocinando. A veces, es interesante evitar que esto suceda y, para lograrlo, debemos introducirlas en agua fría para detener la cocción.
7 No esperar a que la sartén esté caliente. Si comenzamos a cocinar algunos ingredientes en la sartén (como la carne) sin esperar a que esté bien caliente, obtendremos un producto final sin color –en el caso de la carne– o blando. Además, si la sartén no es antiadherente y no hemos esperado a que se caliente lo suficiente, lo más probable es que el alimento se pegue.
8 No dejar que la carne se asiente. Una vez que terminamos de cocinar una carne, lo mejor es dejarla reposar durante unos pocos minutos, para que los jugos de su interior se asienten. Si la cortamos nada más al retirarla del fuego, los jugos escaparán, quedándonos un producto seco y poco apetecible. Para evitarlo, se recomienda reposar la carne unos 5 min si se trata de trozos pequeños y hasta 20 min en el caso de un pollo entero asado.
9 Dar muchas vueltas a los alimentos. Cuando freímos alimentos es importante no andar dándoles vueltas todo el tiempo. Si queremos que adquieran un bonito dorado, debemos resistir la tentación de voltearlos constantemente. El autocontrol es la clave para conseguir que la superficie quede dorada.
10 Usar una olla pequeña para cocinar pasta. Una de las claves para que la pasta se cocine bien es echarla al agua cuando entra en ebullición. Para que la temperatura del agua no caiga en picada, lo que haría que dejase de hervir, es importante que usemos una olla grande con abundante agua; de este modo, la ebullición puede decaer ligeramente, pero pronto arrancará de nuevo a hervir. Si la pasta no se cuece en agua hirviendo, su textura puede quedar pegajosa, y si no tiene espacio para “nadar”, se pegará entre sí.