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Los cálculos biliares son depósitos endurecidos de fluido digestivo que se forman en la vesícula. Este es un pequeño órgano que tiene una forma ovalada, que se asemeja a la de una pera. Está ubicada en el lado derecho del abdomen, debajo del hígado. Es la encargada de llevar la bilis, un líquido digestivo, al intestino delgado.
El tamaño de los cálculos biliares es diverso. Algunos son del tamaño de un grano de arena; otros, en cambio, tienen el tamaño de una pelota de ping pong.
Síntomas
Los cálculos biliares pueden ser asintomáticos, pero cuando bloquean un conducto biliar, aparecen los síntomas. Estos pueden ser:
- Dolor abdominal repentino e intenso en la parte derecha del abdomen o debajo del esternón. Se siente como si le golpearan las costillas. Este dolor puede propagarse al tórax, hombros y espalda, y se confunde, a veces, con los síntomas de un ataque al corazón.
- Dolor intenso de abdomen y sensibilidad al tacto en el lado derecho del abdomen cuando la vesícula biliar está inflamada.
- Indigestión, náuseas o vómitos.
- La piel y la parte blanca de los ojos pueden tornarse amarillentas.
- En ocasiones, fiebre y escalofríos.
El dolor que producen los cálculos biliares es muy irregular. A veces puede durar algunos minutos y, otras veces, varias horas. Si presenta alguno de estos síntomas, debe consultar con un profesional para evitar posibles complicaciones.
Causas
Se desconoce cuál es el origen de esta dolencia; los médicos consideran que los cálculos biliares se producen cuando:
- Se tiene una bilis alta en colesterol.
Esta contiene sustancias químicas que disuelven el colesterol que excreta el hígado. Pero si este excreta más colesterol del que se puede disolver, se forman estos cristales, los cuales devienen en piedras.
- La bilis contiene mucha bilirrubina.
Esta es una sustancia química que se produce cuando el cuerpo descompone glóbulos rojos. Existen ciertas patologías que hacen que el hígado produzca un exceso de bilirrubina. Por ejemplo, infecciones del tracto biliar, cirrosis hepática o infecciones en el tracto digestivo.
- La vesícula no se vacía debidamente.
En este caso, la bilis puede concentrarse y luego transformarse en cálculos biliares.
Tipos de cálculos biliares
Existen diversos tipos de cálculos que se forman en la vesícula. El tipo más común son los formados por colesterol no disuelto, son de color amarillo, aunque pueden tener además otros componentes. Los que se producen por el exceso de bilirrubina en la bilis pueden ser de color negro o marrón oscuro.
Evolución
En muchos pacientes, los cálculos permanecen “mudos”, es decir, asintomáticos, y plantean pocos problemas de importancia. No obstante, cuanto más tiempo hayan estado presentes, mayor será la probabilidad de que causen complicaciones. En un paciente determinado, la probabilidad de que un cálculo mudo produzca malestar es de aproximadamente el 3 % por año. Así pues, al cabo de 20 años, la mayor parte de las personas que tienen cálculos asintomáticos acabarán por experimentar síntomas. Una vez aparecidos, los síntomas persisten. Si afecta a personas mayores, el tratamiento puede hacerse mucho más difícil, sobre todo si tienen otros problemas médicos.
A medida que aumentan de tamaño, los cálculos pueden obstruir el orificio de salida de la vesícula biliar y dar lugar a trastornos de carácter serio. La obstrucción puede comenzar en forma gradual u ocasional, acompañada de inflamación de la vesícula (colecistitis crónica), y terminar en obstrucción total, con inflamación aguda de la vesícula (colecistitis), cuadro que exige intervención quirúrgica. Aunque la vesícula biliar es un órgano importante, no es esencial para la vida. Muchos pacientes con cálculos biliares –o con complicaciones resultantes de estos– se someten a la extirpación quirúrgica de la vesícula (colecistectomía), operación sin grave peligro, que es una de las practicadas con mayor frecuencia en todo el mundo. Extraída la vesícula, la bilis fluye directamente del hígado al intestino delgado. El efecto sobre la digestión puede ser escaso o nulo. Casi todos los pacientes que se someten a cirugía de la vesícula no experimentan el retorno de los síntomas. Sin embargo, en algunos pacientes es posible que no desaparezcan los síntomas de flatulencia, dolor, distensión por gases del abdomen o náuseas.
Prevención
Para estar sano y no tener complicaciones en la salud, lo ideal es la prevención. ¿Qué podemos hacer para prevenir la aparición de los cálculos biliares?
- No saltearse las comidas. Ayunar o saltarse en forma constante alguna de las comidas principales, como desayuno, almuerzo, merienda y cena, puede incrementar el riesgo de que se produzcan cálculos biliares.
- Cuidado con las dietas. Cuando se ponga a dieta, debe perder peso en forma gradual y paulatina. El perder peso en forma rápida incrementa el riesgo de formar cálculos biliares
- Mantener un peso saludable. El sobrepeso y la obesidad son dos factores que, entre otras cosas, aumentan el riesgo de padecer cálculos biliares. La actividad física y una dieta saludable le mantendrán a salvo de sufrir esta dolencia.
En ayunas
Tomar 1 vaso de jugo de naranja bien puro y recién exprimido.
Desayunos y meriendas
1 yogur descremado (200 cc) o 1 taza de café con leche descremada + 1 rebanada de pan salvado o 3 galletitas integrales + 1 cda. de queso diet o 2 ctas. de mermelada diet.
Media mañana
1 pera mediana o 1 manzana o 2 ciruelas pequeñas o 100 g de mamón o 4 rodajas finas de piña.
Cuidados nutricionales
- Dieta hipograsa (baja en alimentos grasos).
- Evitar alimentos que produzcan flatulencias como los aliáceos, ajo, cebolla, locote, brócoli o coliflor.
- No consumir chocolate porque se tolera muy mal (contiene oxalato).
- Valorar la ingesta de vitaminas liposolubles.
* Reg. Prof. nº 76
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