Los alimentos más difíciles de digerir

A las comidas grasas y los productos muy azucarados se suman otros que, pese a su perfil saludable, también pueden resultar indigestos.

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Sorprenden algunos alimentos considerados muy saludables que, pese a serlo, están contraindicados en determinadas dolencias digestivas mientras estas persistan. Estos alimentos de consumo cotidiano, por lo general, resultan más indigestos que otros.

1 El huevo duro y en tortilla. En ambas preparaciones, la yema (la parte que concentra las grasas, es decir, los componentes más indigestos) está coagulada y densa. Así, cuajada, es más difícil de digerir, ya que requiere más trabajo enzimático y biliar que si no lo está. Una alternativa más liviana es optar por el huevo pasado por agua o incluso frito en aceite de oliva, siempre que se sirva bien escurrido.

2 La salsa bechamel y otros productos elaborados con mezcla de harinas, manteca y leche, como croquetas, rellenos o bases de repostería y bollería. La manteca, al cocinarse, resulta muy indigesta. Esta materia grasa no es idónea para cocinar, dado que por encima de los 90 ºC se quema y se forma acroleína, una sustancia asociada a la irritación de la mucosa gástrica.

3 Alimentos fritos en aceites recalentados, viejos, estropeados o de mala calidad. En estos casos se generan potentes sustancias irritantes de la mucosa gástrica, como la acroleína. Por eso se debe evitar comer frituras en lugares donde, al entrar o al acercarse a la puerta de la cocina, se desprende cierto olor “a fritanga”, a aceite recalentado. Además, los alimentos fritos con aceites recalentados pueden ser fuente de grasas trans. No obstante, también durante el proceso de fritura, al calentar cualquier aceite vegetal se produce acroleína, pero el impacto será menor cuanto más se cuide la elaboración de una buena fritura, si bien es aconsejable un consumo controlado de todo tipo de alimentos fritos, desde croquetas y empanados, hasta rebozados, papas fritas y demás snacks fritos.

4 Conservas de pescado azul en aceite, tipo sardinas, anchoas, atún o caballa. Son alimentos de naturaleza grasa, además de ricos en histamina, y están conservados en un líquido graso, por lo que su digestión es más exigente. Conviene tenerlos en cuenta en caso de estómagos delicados, gases o hinchazón abdominal, o quienes sufren migrañas o cefaleas. En estos casos, puede ser recomendable reducir la cantidad de la porción o reservarla para las comidas del día, pero no para las cenas, ya que pueden resultar más pesados.

5 Jugo de naranja en ayunas. La naranja, y de manera especial si se toma en un jugo exprimido por las mañanas, es de naturaleza colagoga: puede provocar un vaciamiento brusco de la vesícula biliar que se acompaña de molestias más o menos intensas, como náuseas o pesadez abdominal e incluso dolor. Esta sintomatología manifiesta debilidad o lentitud en el trabajo digestivo del hígado y de la vesícula biliar.

6 Leche y productos lácteos. Muchas son las personas que sufren intolerancia a la lactosa (o azúcar de la leche), o no toleran alguna de sus proteínas, como en el caso de la histaminosis alimentaria a la leche. El resultado es un cuadro de malestar digestivo (como las náuseas matutinas, gases o hinchazón abdominal), ya que es costumbre tomar un lácteo en el desayuno, que, en muchos casos, condicionan la calidad de vida.

Tiempos de digestión

En el proceso complejo de atravesar los nueve metros de conducto digestivo, desde la boca hasta el ano, influyen muchos factores: desde la cantidad de alimento ingerida, su estado –líquido o sólido–, su composición –proteínas, grasas, hidratos, fibra– o el modo de preparación previa y cocinado, pero también incide la edad de quien lo come o su estado de salud digestiva. Así, un pescado cocido, un arroz blanco o un huevo pasado por agua se digieren rápido, en menos de dos horas. El doble de tiempo (entre tres y cinco horas) debe trabajar el digestivo para digerir un sándwich de jamón, unas papas fritas, un trozo de queso curado o un plato de lentejas. Y hasta siete o nueve horas pueden tardar en descomponerse en sus nutrientes elementales (aminoácidos, ácidos grasos libres, vitaminas, minerales) las partes más grasas del cerdo o unas sardinas en aceite.

El desconocimiento de este dato hace confuso interpretar un síntoma de malestar digestivo. Si los síntomas aparecen por la tarde, no solo hay que pensar en qué se ha comido que pueda explicar el malestar, sino en qué se ha ingerido desde el desayuno. De igual modo, si la sensación de pesadez o hartazgo aparece a lo largo de la mañana, más que reparar en los desayunos, cabe pensar en la cena del día anterior e incluso en la merienda.

Hinchazón abdominal, dispepsia, digestiones pesadas y lentas, dolor abdominal, gases, reflujo, estreñimiento o diarrea. Más allá de que cada persona es un mundo y de que hay intolerancias específicas, estos síntomas advierten de alguna alteración digestiva. Puede tratarse de una intolerancia alimentaria sin diagnosticar (o sin una adecuada pauta dietética) o indicar debilidad funcional de algún órgano digestivo. Consulte a su médico.

Hay alimentos que, por su particular composición, el organismo los digiere en unos tiempos más pausados pueden tardar en digerirse desde dos hasta 10 horas, e incluso días.

Fuente: consumer.es

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