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Es muy rico en vitaminas A, B, C y E. Dentro del grupo del las vitaminas B, cuenta con la vitamina B1 y B3 o también llamada niacina que actúa en el sistema nervioso, en la función de transformar los alimentos en energía, en el mantenimiento del buen estado de la piel y en el funcionamiento del sistema digestivo. Comiendo aproximadamente 200 g de tomate al día se llega a cubrir el 80 % de la vitamina C que necesitamos diariamente.
Su pulpa encierra numerosas propiedades. La materia colorante que contiene su interior es muy importante por el alto valor de carotenos con que cuenta, actuando como energizante, mineralizante, vitamínico y equilibrante celular.
Uno de los carotenos es el licopeno, pigmento natural que abunda en el tomate cuando está bien maduro y que le da el color rojo intenso que lo caracteriza en ese estado. Por eso la importancia de consumirlo en el punto exacto de maduración, para aprovechar al máximo todas sus propiedades.
El tomate tiene numerosas sales minerales: potasio, cloro, fósforo, calcio, azufre, magnesio, sodio, hierro, cobre y muchas más, por eso es un alimento sumamente nutritivo. Y gracias a esas sales minerales ayuda a neutralizar la acidez, a desintoxicar y a actuar como diurético y estimulante de todo el organismo. Es además refrescante y colaborador en bajar la temperatura corporal en casos de fiebre alta.
Bajo en calorías
Debido a su alto contenido en agua es un fruto que tiene pocas cal, se calculan aproximadamente 20 calorías cada 100 g. Esto –sumado a que cuenta con una cantidad considerable de fibra soluble– hace que sea de gran ayuda en las dietas adelgazantes.
Algunos alimentos que contienen purinas son perjudiciales para las personas que tienen alto el ácido úrico o que padecen de gota. Aunque existe el mito de que el tomate es perjudicial para estas personas, está demostrado que la cantidad de purinas en el tomate es insignificante, además de que por sus vitaminas y las sustancias beneficiosas que contiene (como el licopeno) ayuda a mejorar nuestra salud.
No es un milagro ni la solución total para aquellas patologías en las cuales sus propiedades influyen para bien, pero sí es un camino más, que debemos conocer para continuar corrigiendo nuestros hábitos alimentarios.
1 Ayuda a reducir el riesgo de cáncer
El tomate contiene gran cantidad de licopeno, un antioxidante muy eficaz contra los problemas del cáncer que causan los radicales libres. Este beneficio se puede obtener incluso de productos de tomate procesados con calor, incluyendo la salsa de tomate. Los licopenos encontrados de forma natural en los tomates son capaces de auxiliar al sistema a repudiar el cáncer antes de que este actúe sobre células sanas de nuestro cuerpo. El licopeno es especialmente útil para tratar de eliminar el cáncer de esófago, garganta, estómago, próstata y de colon. Pero atención: para que los tomates sean efectivos en materias anticancerígenas, es muy importante que estén bien maduros.
2 Comer tomates rejuvenece
Un tomate puede aportar alrededor del 40 % del requerimiento diario de vitamina C. La vitamina C es un antioxidante natural que actúa contra los radicales libres. El licopeno junto con la vitamina C se potencian como antioxidantes y estos, unidos a las vitaminas A y E, actúan sobre el sistema inmunológico y protegen al organismo actuando como amortiguador de los efectos nocivos de los radicales libres. ¿Quieres verte mucho más joven? Entonces simplemente sigue este remedio natural y obtendrás una piel porcelana: bebe cada mañana el zumo de dos tomates, buenos, grandes, hermosos, orgánicos y licuados. Sus antioxidantes y la vitamina C se encargarán del resto.
3 Mantiene el corazón saludable
El licopeno en el tomate previene la oxidación de lípidos séricos, ejerciendo así un efecto protector contra las enfermedades cardiovasculares. El consumo regular de tomate ha demostrado que disminuye los niveles de colesterol LDL y los triglicéridos en la sangre. Estos lípidos son los principales culpables de las enfermedades cardiovasculares, ya que dan lugar a la acumulación de grasas en los vasos sanguíneos. Si quieres mantener tu corazón saludable y evitar infartos de corazón, entonces cambia tu dieta ya mismo y añade tomates a ella. Acompaña tus cenas de carne o pescado, huevos o tortillas, incluso pastas frías, con unas rodajas de tomate crudo aliñadas. Al natural, tal cual, con piel y semillas, es lo mejor que hay para obtener los antioxidantes del tomate en su estado puro. Tu corazón se reforzará el doble tras seis meses de consumo acostumbrado de tomate. El consumo diario de tomate también reduce el riesgo de desarrollar hipertensión.
4 Activa el sistema inmune
Si comes más tomates, tu sistema inmunológico quedará siempre activado. ¿Qué quiere decir esto? Pues que las defensas de tu sistema estarán siempre alerta, nunca harán pausas ni se ausentarán para poder hacer frente a cualquier ataque que se realice hacia tus células sanas con el fin de destruirlas y matarlas poco a poco.
5 Mejora la vista
La vitamina A presente en el tomate ayuda a mejorar la visión, previene la ceguera nocturna y la degeneración macular. ¿Llevas o deberías llevar anteojos? Si ves mal de lejos o de cerca, o crees que simplemente podrías mejorar tu vista, comienza entonces a comer tomates crudos. Opta por tomar zumos en el desayuno, mejor en ayunas, para lograr así los máximos beneficios oftalmológicos.
6 Cuida la piel, el pelo, los dientes y los huesos
La vitamina A (retinol), que es muy importante para la visión, también actúa en el mantenimiento de la piel y otros tejidos, como cabello, mucosas, huesos y colabora en el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Por eso comer tomate ayuda en el mantenimiento de dientes sanos, huesos, pelo y piel. La aplicación tópica de jugo de tomate se utiliza para curar quemaduras. El consumo diario de tomate protege la piel contra los rayos UV. En la industria, el tomate ocupa un lugar destacado en la preparación de productos contra el envejecimiento. La vitamina C (ácido ascórbico), además de ser un antioxidante, participa en la maduración del colágeno. Esta proteína actúa además como el pegamento que une o ajusta toda la estructura de órganos y tejidos que forman el organismo. Es fundamental para la piel, cartílagos y tendones, y es la base orgánica de los huesos. También tiene que ver con la absorción de hierro de los alimentos ingeridos y con aumentar la resistencia frente a las infecciones.
7 Purifica los pulmones del tabaco
Los dos componentes principales de los tomates, el ácido cumárico y el ácido clorogénico, son esenciales en la lucha contra las nitrosaminas que se producen en el cuerpo al fumar y que son los principales agentes cancerígenos en el humo del cigarrillo. ¿Fumas o estás rodeado de personas que fuman? Cuando llegues a casa come un tomate con un poco de aceite. Purificarás y limpiarás tus pulmones del humos del cigarrillo y del esmog.
8 Previene infecciones del tracto urinario
El tomate mantiene el sistema digestivo saludable y evita el estreñimiento y la diarrea. También previene la ictericia y elimina eficazmente las toxinas del cuerpo. Comer tomates no solo ayudará a reducir la incidencia de infecciones del tracto urinario y de este tipo de dolores por micción, sino también a prevenir el cáncer de vejiga.
9 Previene los cálculos biliares
El consumo regular de tomate también ayuda a disolver los cálculos biliares. Otra condición favorable es actuar como diurético. Al tener alto contenido de potasio y ser bajo en sodio lo hace un alimento eficaz en la eliminación de líquido y toxinas, lo que favorece a quienes sufren este problema y también de hipertensión, gota y cálculos renales.
10 Alivia la diabetes
Un estudio publicado en el diario de la Asociación Médica de los Estados Unidos muestra que el consumo diario de tomate reduce el estrés oxidativo en la diabetes tipo 2.