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Corre un rumor en la web que asegura que la sopa de maní boliviana fue lo último que comió el Che Guevara antes de morir en aquella escuelita de La Higuera, Bolivia, donde lo tenían prisionero. Pero no fue el guerrillero quien popularizó la sopa de maní, sino Elba Rodríguez, la joven de padres bolivianos que resultó ganadora de Master Chef Argentina en 2014. Bajo la consigna de preparar una comida de la infancia, Elba deslumbró al jurado con “el mejor plato de toda la competencia”, según sentenciaron.
Como premio le entregaron un cheque por 250 mil pesos, una beca para estudiar gastronomía en un reconocido instituto y la publicación de un libro, Las recetas de Elba Rodríguez, que se agotó rápidamente en la Argentina. Allí se publican 42 recetas con consejos y comentarios de su creadora. La sopa de maní, como plato estrella, es la primera receta que en palabras de Elba “convoca un conjunto de sabores y grandes emociones de las raíces de su familia, las comidas de mi infancia y el vínculo, a través de mi mamá, con la cultura de Bolivia”. A Elba Rodríguez se la puede seguir en su canal de YouTube denominado “Elba Cocina” y en Facebook.
En México
Ya con el nombre de crema de cacahuate, otra receta de sopa de maní es tradicional en la cocina mexicana y era la sopa infaltable en las fiestas de Diego Rivera y Frida Kahlo. Claro que, aficionados al picante, esta crema es casi explosiva porque lleva una abundante dosis de chiles chipotles, picantes de todo tipo y color (que nosotros podemos suplantar con salsa Tabasco). Aunque algunos consideran que la mantequilla de maní era parte de la pasta molida usada por las antiguas civilizaciones precolombinas de los mayas y aztecas. Ellos suponen que era la base para la preparación de los “moles”, derivado del “molli” náhuatl, que significa salsa. Pero la primera constancia de una receta colonial es el Mole poblano originario de 1668 y no existen pruebas arqueológicas o documentadas anteriores a esta fecha, así que es poco probable que esta sopa sea tan antigua en aquellas tierras.
El origen del maní
Lo más probable es que el cacahuate sea nativo de lo que ahora es el territorio brasileño. Aunque no se han encontrado pruebas fosilizadas de la planta que lo comprueben, sí se han hecho hallazgos de restos de cerámica de más de 3500 años, consistentes en jarras con la forma de la vaina de cacahuate y vasijas decoradas con figuras de cacahuate. También en las tumbas de los antiguos incas se han encontrado ánforas teniendo cacahuate como alimento para la otra vida. Bolivia es el centro geográfico de origen del maní (Arachis hypogaea L.), cultivo desarrollado en especial en la zona del Chaco boliviano, donde se presenta la mayor diversidad genética, junto al Chaco argentino, paraguayo y brasileño. Esta diversidad comprende 68 especies conocidas del género Arachis, por lo tanto, su cultivo, producción y consumo son parte de la cultura de las poblaciones que habitan esta región. La domesticación del maní se inició hace unos 4000 años, en el sur de Bolivia y el noroeste de Argentina. Luego, es probable que antes de la época colonial haya llegado a China y en el siglo XVI a África, donde se desarrolló un segundo centro genético y de ahí se extendió hacia todo el continente asiático. Hoy en día se lo cultiva en todos los países tropicales y subtropicales. En la actualidad es un producto agrícola común y de exportación en Kenya y Nigeria.
Al ser centro de origen, el cultivo del maní en Bolivia es muy antiguo, realizado por pequeños agricultores y en pequeñas extensiones (de una a dos hectáreas). Se distribuye en diferentes regiones del territorio, siendo el polo más importante de producción la región del Chaco.
Chupe de maní ecuatoriano
2 cdas. de aceite de maní; 1 cebolla; 1 papa; 1 pimiento rojo; ½ cdita. de ají molido; 4 tazas de caldo de pollo; ¼ taza de mantequilla de maní suave; sal y pimienta negra; cilantro picado y maní picado toscamente, para adornar.
1. Calentar el aceite en una olla pequeña a fuego medio. Añadir el pimiento, la cebolla y la papa, y cocinar, removiendo de vez en cuando, hasta que las verduras estén suaves, pero que no empiecen a dorarse.
2. Agregar el ají molido y el caldo, subir el fuego y llevar la sopa a ebullición.
3. A continuación, reducir a fuego lento y cocinar durante 20 min, sin tapar, revolviendo ocasionalmente, hasta que las papas estén tiernas.
4. Retirar del fuego. Usar un míxer y hacer un puré de la sopa. Volver al fuego y batir nuevamente, agregando la mantequilla de maní hasta que la sopa esté lisa y la mantequilla de maní se incorpore.
5. Rectificar la sazón con sal y pimienta y servir caliente, cubierto con cilantro y maní picado.
Sopa de maní boliviana
6 osobucos; 6 papas; ½ taza de arvejas; 1 taza de maní pelado; 3 litros de agua ; 1 cebolla; 2 dientes de ajo; 4 zanahorias ; ½ pimiento rojo; ½ pimiento amarillo; 1 cdita. de aceite; 1 cda. de perejil picado; 1 cubito de caldo de gallina; comino, pimienta, pimentón, orégano, cúrcuma y sal a gusto.
1. Dejar el maní pelado en remojo por 10 min y luego procesarlo junto a una taza de agua hasta que quede una mezcla cremosa sin grumos ni durezas.
2. Pelar las papas y cortarlas en cuatro.
3. Picar la cebolla, el ajo, las zanahorias, el pimiento rojo y el amarillo. Saltear en una sartén con una cucharada de aceite.
4. En una olla, poner a hervir 3 litros de agua con el caldo. Justo antes del punto de ebullición, agregar los osobucos.
5. Después del primer hervor, agregar las verduras con la sal, el comino, la pimienta y el pimentón. Luego, agregar el maní triturado.
6. Dejar cocer hasta que la carne se ablande. Luego agregar dos papas en cubos y las arvejas.
7. Servir en un plato hondo, con un osobuco, el resto de las papas, fritas, por encima, y el perejil picado.
Sopa cremosa mexicana
4 tomates asados; 4 dientes de ajo sin pelar; 4 tazas de caldo de pollo; 3 tazas de maníes tostados; 1 taza de crema agria; ¾ cdita. de salsa picante tipo Tabasco; sal, a gusto.
Para adornar
2 cebollitas de verdeo; ½ taza de cilantro picado; ½ taza de maníes tostados y picados; ½ taza de queso cotija braseado, cortado en dados pequeños; 1 limón cortado en trozos.
1. Saltear el ajo en una sartén a fuego medio hasta que la piel esté un poco ennegrecido, y el ajo se suaviza (unos 5 min). Retirar de la sartén. Dejar enfriar y pelar.
2. Colocar los tomates asados sin pelar, el ajo, el caldo de pollo, y 2 tazas de maníes en la licuadora. Licuar 3 min a alta velocidad.
3. Colar la mezcla en una cacerola mediana. Bajar el fuego a medio bajo, agregar la crema agria, la salsa picante y sal al gusto. Revolver hasta que la sopa simplemente empiece a hervir. Cocinar a fuego lento durante 10 min.
4. Dorar los cubos de queso en la sartén 30 s de cada lado.
5. Servir la sopa en tazones, decorar con cebollín, cilantro, queso, cacahuetes, y las cuñas de limón fresco.