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Al parecer la rosca de Pascua nació en Italia, más precisamente en Bolonia, con el fin de complementar al ya tradicional huevo de Pascua. Pasteleros de esas tierras crearon un simple pan leudado, cuya receta llevaba como base leche, huevos y harina. Dicho pan, endulzado y de forma circular, se decoraba en su interior con huevos duros, tal cual lo seguimos haciendo hoy en día, incluyendo dos tradiciones pascuales en una.
En cuanto a sus orígenes, algunos se remontan a la antigua Roma Imperial, donde se celebraban fiestas en honor a Saturno, dios de la agricultura, en las que se le agradecía y se pedía por la generosidad de la tierra. Para esta festividad se elaboraban unas tortas redondas hechas con masa leudada rellenas con higos, dátiles y miel.
Otros refieren una historia que se remonta al año 476, cuando un rey bárbaro había sitiado la ciudad de Pavia, en Italia. En ese lugar, un humilde pastelero preparó un postre con forma de paloma para la Pascua, símbolo de paz y amor, y se lo regaló al monarca. Tan conmovido quedó el rey que, en prueba de amistad, levantó el sitio de la ciudad y liberó a la población.
En España, donde se la conoce como “mona de Pascua”, se dice que proviene de una receta originalmente árabe y sería uno de los tantos aportes que los árabes realizaron a la cultura española. Hoy, quizás irónicamente, se ha adaptado y vuelto popular durante la fiesta más importante del catolicismo.
En el mundo
Cada país fue creando su propio pan de Pascua, agregando ingredientes, cambiando la forma y la decoración. La más tradicional es en forma de anillo, que representa el espíritu de amor y la amistad que une a los pueblos, pero también se preparan en formas de conejos de Pascua, rosquillas, y roscas rellenas con distintas variedades de cremas, roscas almendradas, roscas de chocolate, con frutas… También lleva distintos nombres, como mona de Pascua (España), kulich (Rusia), ostertorte (Alemania), colomba (Italia), pan de Pascua (Chile), roscón Pascual (México) o la rosca de Pascua (Argentina). Cubierta con crema pastelera, fruta confitada y azúcar granulada, son algunos ejemplos de un pan que representa una misma tradición. Distintas decoraciones, variadas formas, pero el símbolo es siempre el mismo: representar la unidad familiar y el concepto de continuidad, de volver a comenzar cada año, el renacer eterno y es un símbolo de paz entre los pueblos.