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Las plantaciones de aceite de palma se han expandido a través de los trópicos del sur, América del Sur, África, etc., pero donde más impacto existe es en Asia, en países como Indonesia, Malasia o Papua Nueva Guinea, debido a la gran destrucción de los bosques y la selva tropical, donde se provocan enormes cantidades de emisiones de CO2 a la atmósfera. Pero lo peor es que desplaza a los indígenas o poblaciones autóctonas que dependen exclusivamente de los bosques para sobrevivir, ya que estos son su medio de vida natural para subsistir. Gracias a la producción de la grasa vegetal o de palma, se estima que en el 2006 murieron unos 1600 orangutanes en las plantaciones de palma aceitera, sin contar a las miles de crías que quedaron huérfanas y que dependían totalmente de sus madres para sobrevivir en la selva durante sus primeros años de vida, otros, fueron enjaulados como mascota. Los indígenas o pobladores autóctonos que dependen de la selva para vivir y alimentarse, se ven obligados a desplazarse de sus hábitats para transformar la selva en plantaciones gigantes de palma aceitera. Incluso el efecto en la salud humana o en la del medioambiente no es bueno, ya que añadir grasa de palma, de por sí rica en grasas saturadas, es muy nocivo para nuestra salud, y se utiliza en la fabricación de productos de cereales, chocolates, pastelería, helados, margarina, mayonesa, etc. Con solo leer las etiquetas de los productos, como consumidor tú decides, tú tienes el poder de elegir salvar a los últimos orangutanes de Indonesia u a otros animales, evitar violaciones humanas a costa de la producción de aceite de palma, la deforestación masiva y el incremento del CO2 a nivel mundial. Nosotros como consumidores ya lo estamos haciendo y tú, ¿qué vas a hacer?”.