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En la antigüedad, la mesa de comedor era un mueble fundamental en la cual las familias se reunían en torno a los alimentos. Las mesas estaban fabricadas de distintos materiales y en distintas formas. Por ejemplo, los egipcios usaban mesas de madera con pedestales, mientras que los asirios las hacían de metal. Otras civilizaciones antiguas las utilizaban de mármol o talladas en piedra.
En Europa, al principio, la madera era prácticamente el único material que se utilizaba, tanto el tablero de superficie como las patas se fabricaban en maderas macizas. Esto obtenía mesas de comedor prácticas y amplias pero que, en cuanto a su estética, eran muy rústicas y poco elaboradas.
Durante los siglos XVIII y XIX se comenzó a elaborar un nuevo tipo de mesa de comedor en la que el sentido práctico y funcional del mueble no era el único objetivo que se perseguía. A partir de este momento, se comenzaron a fabricar mesas de comedor que buscaban ofrecer características similares a las que se buscaban en el arte. Básicamente, que fuese un mueble bello y elegante, igual que lo es una obra de arte, sin perder su utilidad práctica. Así, se empezaron a utilizar otro tipo de materiales, como el mármol y el cristal, característicos de las obras artísticas de la época. Es especialmente interesante la contribución de los artistas y artesanos italianos del mueble. Italia es un país en el que se ve de una forma más clara la conexión entre evolución artística y evolución del estilo en las mesas de comedor. Hasta hoy día se siguen elaborando mesas de comedor con un estilo similar al que se concibió en esta época, pero existe una mayor variedad de materiales y estilos.
Costumbres medievales
En la actualidad, la mesa del comedor está cerca de la cocina por la conveniencia en el servicio, sin embargo, en épocas medievales estaba ubicada incluso en otro piso o nivel de la casa. Históricamente, el comedor está amueblado con una mesa relativamente grande y un número de sillas alrededor; la mesa más común, era por lo general, rectangular, con dos sillas con reposa-brazos en los extremos y un número indistinto de sillas sin reposa-brazos en ambos laterales.
En épocas medievales, los miembros de la nobleza europea, que vivían en castillos o en grandes mansiones, cenaban en el “gran salón”. Esta era una sala grande y multifunción, capaz de albergar a los numerosos habitantes de la casa, y a la que se accedía después de subir las escalinatas imperiales. La familia del noble se sentaba en la mesa principal en un estrado, con el resto de los comensales dispuestos más lejos en orden decreciente según su rango. Las mesas en este gran salón eran de caballetes con largos bancos a ambos lados, seguramente copiadas de las mesas de refectorio usadas por los monjes en los monasterios. El gran número de personas en el gran salón, probablemente, significaba que el ambiente era bullicioso, olía bastante mal y se fumaba, por lo cual los cielorrasos eran muy altos y los numerosos ventanales permanecían abiertos. Las mesas no llevaban manteles, cada comensal tenía su tela que usaba como servilleta personal, dado que comían con las manos, no existían los cubiertos; solo cuchillos.
La peste negra que asoló Europa en el siglo XIV, sumada a las persecuciones religiosas, hizo que las familias utilizaran salones más pequeños para comer y poder charlar más privadamente de sus asuntos. El gran salón quedó entonces para ser usado en ocasiones especiales. Ya en el siglo XVIII se acostumbraba que las mujeres se retiraran a otro salón después de la cena y los varones se quedaran en el comedor, fumando y tomando licores, con lo cual el comedor adoptó un tenor más masculino.
En la época victoriana, las personas estaban tan reprimidas que no solo se consideraba escandaloso que una mujer mostrara sus tobillos, sino que las mesas debían estar vestidas de igual manera, cubriendo sus patas con manteles que llegaban hasta el suelo.
Al tiempo que las mesas evolucionaron, se volvieron más específicas de acuerdo a su uso. En la época medieval se utilizaba la mesa de caballetes, que podía armarse, desarmarse y transportarse fácilmente, para ser colocada dentro o fuera de la casa, o guardarse después de la comida para dar lugar al baile. Durante la época de la reina Isabel de Inglaterra, las mesas comenzaron a tener patas torneadas y también se introdujo la mesa de apoyo; más tarde surgieron las mesas extensibles, con tablones o solapas que podían ser dobladas cuando no se usaban.