La evolución de la cocina

Desde que el fuego estuvo disponible nació la reunión alrededor del hogar común, para calentarse en tiempo frío y el consumo de los alimentos cocinados. Según la época y cultura, su tamaño y relevancia son variables, pudiendo ser desde una habitación reducida y separada del resto de la vivienda que solo se emplea para cocinar hasta, por el contrario, ser un espacio amplio que, además, cumple funciones de reunión e interacción familiar y es la principal habitación de la casa.

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La cocina, como espacio diferenciado, apareció en el siglo V a. C., conservando un marcado carácter religioso: el lugar donde eran cocidas todas las viandas era también utilizado como zona de culto a los dioses del hogar. Incluso en la época romana nos encontramos con cocinas que estaban muy bien equipadas, con lavadero, horno de pan, cisterna, trípodes de bronce, cavidades para guardar los alimentos y las especias, etcétera.

Ya en la Edad Media, las cocinas de los castillos pasaron a ser un lugar importante donde la actividad diaria era constante. Eran enormes habitáculos con gigantescas chimeneas, en cada cocina se podía encontrar una o varias de ellas, y numeroso personal realizando todo tipo de tareas. Estaban divididas en varios anexos (panadería, frutería, depósito, etcétera). En las ciudades, en las casas burguesas y en las granjas más humildes, la cocina solía ser una sala que se utilizaba tanto para la recepción de personas, como para la realización de la comida y su posterior consumo.

En el Renacimiento se perfeccionan tanto los equipos como la decoración. Las cocinas nobles europeas comienzan a ser muy lujosas, se produce la revolución culinaria, el refinamiento y el gusto por lo exquisito también llega a la cocina.

Abajo o al fondo

Hasta fines del siglo XIX, la cocina ocupaba un extremo de la vivienda por diversas razones. En la vivienda burguesa, esta estancia era considerada como un lugar lleno de humos, olores agrios y ocupado por un horno cuyo calor afectaba la blancura del cutis, por eso solía contar con una puerta de servicio. Se llegó a situar en el sótano o al final de largos pasillos. En la vivienda obrera, en cambio, era el único ambiente templado de la casa, lo que propiciaba que fuera el centro de vida. La necesidad de abaratar los costos de las construcciones, por la longitud de las tuberías que desembocan en el pozo ciego, por ejemplo, llevaba, muchas veces, a situarla incluso en el fondo del terreno, fuera de la planta de la vivienda. No fue sino hasta las últimas décadas de ese siglo que, de la mano de los higienistas, la cocina volvió a ocupar un lugar relevante en el diseño de las viviendas.

Es en esa época que se descubren nuevas fuentes de energía y los hornos se vuelven más complejos, dejan de alimentarse con carbón vegetal o leña para empezar a alimentarse con gas. Aunque los primeros faroles de gas se instalaron en París, Londres y Berlín a principios de la década de 1820, no fue sino hasta finales del siglo XIX que el uso de gas para la iluminación y la cocina de gas pasó a convertirse en algo habitual en las zonas urbanas. Además, si bien se sigue manteniendo la costumbre de tener a la cocina separada del resto de la casa, ya no se ubica en un edificio aparte.

La influencia francesa

Afectaba a todos los aspectos gastronómicos, no solo en cuanto a la preparación de los platos, sino también en los horarios de las comidas y las formas. Incluso, los menús se escribían en francés. A medida que avanza el 1800, se desecha el “servicio a la francesa”, en el que todo se sirve a la vez en la mesa, y se instaura el “servicio a la rusa”, en el que hay un menú cerrado y los platos van llegando con un orden.

Modernidad

Ya en el siglo XX, gracias a los progresos técnicos, los conceptos de decoración y la aparición de las heladeras, la cocina se ha ido integrando al resto de la casa. Con la Revolución industrial y los adelantos tecnológicos surge una inmensa cantidad de nuevos y revolucionarios utensilios de cocina: batidoras manuales, balanzas, escurridores, sartenes y ollas más livianas, tarros herméticos, etcétera, que van a agilizar considerablemente el trabajo. Es a mediados de 1900 cuando aparecen equipamientos más funcionales, debido a las limitaciones de espacio para guardar todos los nuevos utensilios. Fue entonces que comenzó la comercialización de muebles de cocina estándar que permiten disfrutar de cocinas perfectamente equipadas.

Fuentes: Wikipedia y Directo al Paladar.

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